Analizan la importancia de humedales costeros y sus servicios ecosistémicos en el noroeste de México
Un proyecto que realiza el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) tiene el objetivo de identificar los humedales y sus Servicios Ecosistémicos (SE) en comunidades costeras de Baja California Sur (BCS), Sonora y Sinaloa, así como evaluar el conocimiento local, sus usos tradicionales y el compromiso con la conservación ambiental.
Esta iniciativa es ejecutada por el Laboratorio de Manejo Ambiental (LAMA) de la Coordinación Regional Mazatlán del CIAD y es financiada financiado por la David & Lucile Packard Foundation, la cual busca identificar y analizar los riesgos y amenazas que se derivan del calentamiento global, incluyendo el cambio climático y los cambios de coberturas y usos de suelo.
En ese contexto, recientemente se realizó un taller en la comunidad de Mulegé, BCS, similar a los realizados en los municipios de Benito Juárez y Huatabampo, en Sonora, y Navolato y El Rosario, en Sinaloa, además de otro que tuvo que cancelarse en Adolfo López Mateos, en Comondú, BCS, debido al incremento inesperado de almeja, que requirió la atención de pescadores y otros sectores de la población. En estas capacitaciones que se ofrecieron a pobladores locales, tratando de mantener equidad de género y la diversidad laboral, procurando además que las y los participantes tuvieran arraigo y experiencia en la localidad, se ha tenido la oportunidad de conocer la visión local sobre el uso y conservación de sus recursos, particularmente de los humedales costeros.
Lo anterior, de acuerdo al profesor investigador Arturo Ruiz Luna, responsable del proyecto, ha permitido identificar los humedales de mayor importancia en la región, cuáles son considerados como prioritarios para su mantenimiento, la relevancia de los SE que estos humedales ofrecen y cuáles son las amenazas a las que están sujetos.
“Se ha corroborado que en estas comunidades existe un importante sentido de pertenencia y reconocimiento de la relevancia de los humedales costeros, aunque también del impacto que las actividades humanas y la falta de acción tiene sobre su permanencia en el largo plazo, sobre todo porque la visión de los habitantes locales no coincide necesariamente con las propuestas que se promueven en otras instancias. En ese sentido, se prefiere un crecimiento mesurado y apoyo a actividades como la pesca o el turismo de bajo impacto, contrastando con la promoción de grandes desarrollos turísticos o productivos altamente tecnificados”, compartió el académico.
Pese a las diferencias geográficas y ambientales, así como en los perfiles de los participantes de los talleres, en cada localidad donde se llevaron a cabo hay coincidencias en la visión que se tiene para mejorar las condiciones de los ecosistemas y lograr su conservación, con los distintos beneficios que estos ofrecen, tales como SE de provisión y de regulación (p.e., pesca, alimentos, madera, combustibles, control de erosión, mantenimiento de temperatura) o culturales y recreativos, ya sea por su belleza escénica o por lo que simbolizan para los habitantes locales, tales como sitios sagrados, tradicionales o de valor histórico.
Ruiz Luna indicó que parte de la siguiente etapa y final del proyecto consistirá en volver a estas localidades para presentar los resultados obtenidos a nivel regional y establecer cuáles pudieran ser los mecanismos que pudieran adoptarse localmente, que pueden ayudar a afrontar las actuales y futuras amenazas ambientales y, en su momento, proponer las estrategias más adecuadas que tengan el potencial de ser consideradas para generar un desarrollo regional más armónico y sostenible.