Analizan soporte nutricio en pacientes en cuidados intensivos
Los pacientes críticos sufren pérdida masiva de masa muscular, la cual se puede modular con tratamiento nutricional oportuno y adecuado, con énfasis en el aporte proteico. Dicho manejo puede dificultarse en hospitales públicos donde no estén disponibles las fórmulas enterales hiperproteicas, así como los módulos proteicos para enriquecer las fórmulas estándar, que son insumos terapéuticos muy caros.
Como último paso para obtener el grado de doctora en ciencias, Érika Nallely Ibarra Pastrana, bajo la dirección académica de la profesora Ana María Calderón de la Barca, defendió una tesis donde el objetivo fue evaluar la terapia nutricia enteral administrada a pacientes críticos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital General del Estado de Sonora y sustentar cambios para mejorarla.
Como parte del trabajo desarrollado, se analizaron ingresos a la UCI y sus patologías durante un año, entre 2017 y 2018. Se realizaron mediciones antropométricas, cribado nutricional, tipo de terapia nutricia, días de estancia hospitalaria y probabilidad de supervivencia; todo con la finalidad de conocer el tamaño de muestra, así como la duración del estudio sobre la adecuación nutricia, consistente en la evaluación de pacientes con nutrición enteral, con al menos siete días de estancia. Se registró la severidad de la enfermedad y los datos clínicos y nutricionales, así como la composición corporal y las citocinas proinflamación. Diariamente se evaluó el aporte de nutrientes para estimar el déficit energético-proteico. Por último, se evaluaron costos, concentración y calidad de proteína, propiedades reológicas, digestibilidad, solubilidad y calidad sanitaria de ingredientes proteicos usados en la industria de los alimentos, en comparación a los módulos proteicos de uso médico.
En el trabajo de Érika Nallely se encontró que, previo a la pandemia del covid-19, anualmente ingresaban a la UCI del Hospital General 190 pacientes en promedio, principalmente por traumatismo, con una estancia media de siete días. Los enfermos críticos con bajo peso tenían un riesgo mayor de complicaciones y peligro de mortalidad que los que presentaban sobrepeso u obesidad.
Por otra parte, de abril a diciembre de 2019, inmediatamente antes de que la UCI se convirtiera en UCI-Covid, ingresaron 132 pacientes, de los que se incluyeron 26 en el estudio. Su probabilidad de mortalidad fue del 20-25% debido a la severidad de su enfermedad; su riesgo de desnutrición era alto. El estudio mostró déficit energético promedio de -674 kcal/día, con 13% de aporte proteico y 42% de lípidos, debido parcialmente a un fármaco. Así, los pacientes sufrieron déficit calórico-proteico, con déficit proteico crítico de más de 85 g/día y desbalance entre calorías proteicas y no proteicas, lo que aumentaba su riesgo de complicaciones. El perfil de sus citocinas fue específico; los pacientes quemados o que sufrieron golpe de calor presentaban las concentraciones más altas de citocinas proinflamación.
Al analizar los ingredientes proteicos de la industria alimentaria en comparación a los módulos proteicos de uso médico, se encontró que los aislados de proteínas de suero lácteo eran comparables a los módulos clínicos o aún mejores y con un costo seis veces menor. Por sus propiedades físicas y nutricias, así como por su calidad sanitaria, se dedujo que pudieran ser alternativas accesibles para usarse en la UCI de un hospital público.
En conclusión, la ahora doctora Érika Ibarra y las profesoras integrantes de su comité de tesis, encontraron que los pacientes que formaron parte del estudio presentaban déficit crítico de proteínas, por lo que sugirieron valorar fuentes proteicas alternativas asequibles y seguras para añadir a fórmulas enterales estándar, a fin de alcanzar los requerimientos proteicos adecuados.
Colaboración de Érika Nallely Ibarra Pastrana, estudiante de doctorado en ciencias, y de la investigadora Ana María Calderón de la Barca.