Bacterias probióticas ¿aliadas para tener buena calidad de sueño?
Mientras duerme, el ser humano se repone del desgaste físico y mental que se genera durante el día; además, durante el sueño se producen una serie de procesos que son vitales para la salud integral del cuerpo, como el restablecimiento o conservación de la energía, la regulación de la función térmica, metabólica y endocrina, la activación inmunológica, la eliminación de sustancias de desecho, la regulación y restauración de la actividad eléctrica cerebral, la homeostasis sináptica, procesos cognitivos de alto impacto y consolidación de la memoria.1 Por ello, es importante disfrutar de una buena “calidad de sueño”, concepto que representa al conjunto de elementos que configuran el proceso del sueño.2
La buena calidad del sueño puede ser afectada por múltiples factores y hábitos (p. ej., edad, género, problemas físicos, cambios en las rutinas, estado de ánimo y estilo de vida)3, lo que puede repercutir tanto en la salud física como mental de los individuos.4 En este sentido, se ha evidenciado que alteraciones del sueño se han asociado con una disminución del rendimiento académico y cognitivo y el desempeño laboral, con un incremento en la tasa de accidentes tanto de tránsito como laborales y con una mayor propensión a padecer enfermedades crónico degenerativas, como obesidad, hipertensión, diabetes o accidentes cerebrovasculares, además de afecciones mentales como depresión, ansiedad, angustia y estrés,5, 6
Cuando las alteraciones del sueño son síntoma de otra condición médica, el problema para conciliar el sueño podría resolverse tratando la afección que lo origina; sin embargo, cuando son otras las causas, la solución involucra una combinación de cambios en el estilo de vida y tratamientos farmacológicos, los cuales, en su mayoría, no se recomiendan por largos periodos de tiempo, debido a sus posibles reacciones adversas (p. ej., vértigo, contracciones musculares, temblores y espasmos, entre otras).7 En cuanto a los ajustes en el estilo de vida, se ha reportado que cambios en el patrón de alimentación podrían mejorar significativamente la calidad del sueño. Por ejemplo, la reducción del consumo excesivo de alimentos que contienen sustancias con acción estimulante directa sobre el sistema nervioso central (p ej., cafeína, teobromina, teofilina, aminas biógenas) podría ayudar a conciliar mejor el sueño. Adicionalmente, el consumo de algunos alimentos y suplementos alimenticios ricos en L-triptófano, vitamina B6 y magnesio pueden favorecer la síntesis de serotonina y melatonina, neurotransmisores implicados en el ciclo vigilia-sueño, lo que podría beneficiar tanto la inducción como el mantenimiento del sueño.8
Por otra parte, diversos estudios han mostrado que el sueño podría estar influido por el estado de la microbiota intestinal, debido a la conectividad bilateral a través de una red de señalización conocida como el eje intestino-cerebro.9 Por lo anterior, se ha hipotetizado que alimentos a base de probióticos (microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio en la salud del hospedero),10 podrían tener un efecto sobre el sueño y mejorar su calidad a través de mecanismos neuroendocrinos, neurometabólicos y neuroinmunológicos. Es probable que los metabolitos bacterianos y los componentes de la pared celular bacteriana tengan una participación importante en dichos mecanismos generadores de sueño en el cerebro. Por ejemplo, de acuerdo a estudios recientes, el butirato, un ácido graso procedente de la fermentación intestinal de la fibra dietaria, por la acción de algunas bacterias intestinales, incluyendo probióticos, podría promover el sueño mediante la activación de receptores específicos situados en el hígado y/o en la pared de la vena porta, que están implicados en la señalización del sueño.11
Adicionalmente, se ha reportado que probióticos de los géneros Bifidobacterium y Lactobacillus pueden producir moléculas neuroactivas (serotonina, ácido gamma-aminobutírico y acetilcolina) que juegan un papel importante en la promoción del sueño, además de aumentar los niveles de melatonina, la hormona reguladora del sueño.12 También se ha documentado que distintos componentes de la pared celular bacteriana pueden atravesar la pared intestinal y regular los patrones normales de sueño dirigiendo el sistema inmunológico hacia la producción de pequeñas proteínas proinflamatorias que aumentan el sueño (somnogénicas,) y antiinflamatorias que inhiben el sueño (insomnogénicas).13
Toda esta evidencia sugiere que el consumo de bacterias probióticas podría ser una alternativa coadyuvante a los tratamientos farmacológicos para mejorar la calidad del sueño, lo que ha motivado el desarrollo de estudios con datos de ensayos clínicos a gran escala que ayuden describir los valiosos efectos de los probióticos en la mejora de la calidad del sueño en la población general.14, 15
Referencias
1 C. Irwin y cols. (2020). Effects of probiotics and paraprobiotics on subjective and objective sleep metrics: a systematic review and meta-analysis. European Journal of Clinical Nutrition, 74(11): 1536-1549.
2 L. Fabres y P. Moya (2021). Sueño: conceptos generales y su relación con la calidad de vida. Revista Médica Clínica Las Condes, 32(5): 527-534.
3 P. Carrillo-Mora y cols. (2018). Trastornos del sueño: ¿qué son y cuáles son sus consecuencias? Revista de la Facultad de Medicina (México), 61(1): 6-20.
4 A. Zúñiga-Vera y cols. (2021). Correlación entre calidad de sueño y calidad de vida en estudiantes de Medicina. Revista Ecuatoriana de Neurología, 30(1): 77-80.
5 A. Lin y cols. (2019). Hypnotic effects of Lactobacillus fermentum PS150TM on pentobarbital-induced sleep in mice. Nutrients, 11(10): 2409.
6 R.P. Smith y cols. (2019). Gut microbiome diversity is associated with sleep physiology in humans. PLoS One, 14(10): e0222394.
7 A. Contreras y C. Pérez (2021). Insomnio, en busca del tratamiento ideal: fármacos y medidas no farmacológicas. Revista Médica Clínica Las Condes, 32(5): 591-602
8 J. González (2007). La alimentación y el sueño. Estrategias nutricionales para evitar el insomnio. Offarm. 26(2): 77-84.
9 C. Benedict y cols. (2016). Gut microbiota and glucometabolic alterations in response to recurrent partial sleep deprivation in normal-weight young individuals. Molecular Metabolism, 5(12): 1175-1186.
10 C. Hill y cols. (2014). The International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics consensus statement on the scope and appropriate use of the term probiotic. Consensus Statements. Nature Reviews Gastroenterology Hepatology, 11: 506-514.
11 E. Szentirmai y cols. (2019). Butyrate, a metabolite of intestinal bacteria, enhances sleep. Scientific Reports, 9(1): 7035.
12 J.E. Harnett y cols. (2021). Probiotic supplementation elicits favourable changes in muscle soreness and sleep quality in rugby players. Journal of Science and Medicine in Sport, 24(2): 195-199.
13 J. Lendrum y cols. (2017). Sleep and the gut microbiome: antibiotic-induced depletion of the gut microbiota reduces nocturnal sleep in mice. BioRxiv, 199075.
14 A. Marotta y cols. (2019). Effects of Probiotics on Cognitive Reactivity, Mood, and Sleep Quality. Front Psychiatry. 27(10):164.
15 Atlantia Clinical Trials (2022). The role of probiotics on sleep quality. News-Medical. from https://www.news-medical.net/whitepaper/20211220/The-role-of-probiotics-on-sleep-quality.aspx.
Colaboración de la estudiante de maestría en ciencias Arantxa Almada Corral y el investigador Adrián Hernández Mendoza.