Beneficios del consumo de cactáceas en la salud cardiovascular y el cáncer
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades del corazón y el cáncer han sido las principales causas de muerte en los últimos años. A pesar de que existen condicionantes genéticas para su desarrollo, la mayoría de los casos afectados por estos padecimientos se asocian principalmente con factores que pueden modificarse, ya sea del tipo ambiental o del estilo de vida. La dieta es uno de los factores modificables que tiene una gran influencia en el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y cáncer. Estas enfermedades comparten factores de riesgo y mecanismos patogénicos comunes que convergen en respuestas celulares de inflamación.
Un patrón dietario del tipo mediterráneo, rico en frutas, verduras, granos integrales, cereales, leguminosas, nueces, pescado y aceite de oliva, con un consumo moderado de vino y baja ingesta de lácteos y carne, se ha asociado con bajos niveles de marcadores de inflamación, como la proteína C reactiva (PCR), en comparación a una dieta occidental. Una concentración sérica elevada de la PCR se relaciona con un mayor riesgo de padecer de enfermedades crónicas. El probable mecanismo detrás del efecto antiinflamatorio de la dieta mediterránea se atribuye su alto contenido de fibra dietaria, vitaminas antioxidantes y fitoquímicos, que pueden reducir la inflamación, estrés oxidativo y daño al ADN.
Una ingesta alta de polifenoles se ha asociado con una disminución en la inflamación de bajo grado, la cual es una condición subclínica donde los niveles celulares o plasmáticos de marcadores de inflamación se elevan por arriba del rango normal sin una manifestación clínica aparente. La inflamación crónica aumenta el riesgo de cáncer y aterosclerosis, pues se relaciona con la producción en exceso de especies reactivas del oxígeno y nitrógeno, que causan lesiones en las paredes del endotelio, promueven la formación de placa e inducen inestabilidad genómica.
Una fuente ancestral de nutrientes
Figura 1. Implicaciones del consumo de plantas cactáceas para promover la salud cardiovascular y prevenir el cáncer
Las plantas cactáceas, como las pencas de nopales y tunas del género Opuntia, pitahayas del género Hylocereus y frutos de los cactus columnares Stenocereus y Pachycereus, son ricas en compuestos polifenólicos, betalaínas, vitaminas, carotenoides, minerales y fibra dietaria, lo que las convierte en fuentes potenciales de ingredientes funcionales y productos nutraceúticos orientados a mantener la salud cardiovascular y prevenir el cáncer (figura 1). Los polifenoles y betalaínas han demostrado potente actividad antioxidante y antiinflamatoria in vitro, in vivo y en ensayos clínicos.
El consumo regular de cladodios, pulpa de fruta, jugo, piel o compuestos polifenólicos y betalaínas extraídas de cactáceas mejoró el estatus antioxidante y disminuyó marcadores proinflamatorios y el estrés oxidativo en sujetos saludables.
Estas plantas aportan a la dieta potasio y magnesio, cuyo consumo es recomendado para prevenir el desarrollo de hipertensión. También, se reportó su efecto hipolipemiante al regular los niveles de colesterol total y LDL, así como mejorar marcadores de salud cardiovascular y reducir el riesgo aterogénico en sujetos saludables y con aterosclerosis.
Así, el contenido de fitoquímicos antioxidantes y antiinflamatorios de las plantas cactáceas sugiere que su consumo podría mejorar la disfunción endotelial al promover la síntesis y liberación de óxido nítrico en las células endoteliales, prevenir las lesiones oxidativas en las paredes vasculares y evitar la oxidación de colesterol LDL, lo que a su vez reduce la formación de placa aterogénica y en conjunto puede prevenir el aumento patológico de la presión arterial y contribuir a evitar consecuencias clínicas del tipo vascular. Además, estas propiedades pueden mejorar la homeostasis celular redox, evitar el exceso de especies reactivas y el daño a las macromoléculas biológicas como el ADN, lo que repercute en la prevención de las mutaciones que promueven la transformación neoplásica.
Potencial anticancerígeno de los polifenoles
En la actualidad varios polifenoles se encuentran en diversas fases de investigación contra el cáncer, ya sea por su efecto antitumoral directo, por su efecto en la regulación epigenética a través de la activación o represión de mecanismos involucrados en la tumorigénesis o por su capacidad de aumentar de forma sinérgica la citotoxicidad de agentes quimioterapéuticos convencionales. Los principales polifenoles estudiados por su potencial anticancerígeno son del grupo de los ácidos fenólicos, flavonoides, estilbenos y lignanos, con la ventaja de que presentan toxicidad baja o nula.
A nivel mundial México es uno de los principales centros de diversificación de plantas cactáceas y cuenta con más de quinientas especies endémicas. A pesar de que las propiedades benéficas de la mayoría de estas plantas no se han caracterizado, su uso tradicional con fines alimenticios y medicinales se ha documentado para más de ciento cincuenta especies de cactáceas. Actualmente la medicina tradicional está tomando relevancia notoria, ya que las mismas autoridades internacionales en seguridad alimentaria y salud, como la Organización Mundial de la Salud, han reconocido la importancia de los saberes ancestrales impulsados por las evidencias basadas en ciencia para prevenir y mejorar la salud de la población mundial. Debido a que las plantas cactáceas contienen una diversidad de macro y micronutrientes esenciales y fitoquímicos bioactivos es importante continuar explorando el potencial de especies endémicas aun no caracterizadas, para conocer en qué medida su consumo puede promover una salud favorable.
Autor: Emmanuel Aispuro Hernández, técnico de la Coordinación de Tecnología de Alimentos de Origen Vegetal del CIAD.