Biomasa de maíz y chile como potenciales fungicidas y bactericidas
Académicos del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), en conjunto con productores agrícolas cooperantes del valle de Culiacán, llevan a cabo un proyecto multidisciplinario que tiene como objetivo valorizar la biomasa de cultivos de alta producción e importancia económica para el campo mexicano, como el maíz y el chile, para la obtención de compuestos con actividad antimicrobiana de fitopatógenos de relevancia económica en México.
Los grandes volúmenes de producción de alimentos como maíz y chile derivan en grandes cantidades de biomasa; las disposiciones finales que comúnmente se le dan a esta impactan de forma negativa al medio ambiente, por lo que es importante investigar nuevas aplicaciones en pro de la sociedad mexicana.
El uso de plaguicidas se ha extendido desde hace décadas; si bien son efectivos para controlar y mitigar plagas, se ha documentado una amplia serie de efectos tóxicos tanto para el medio ambiente como para la salud humana, por lo que se busca erradicar su uso. Por su parte, la biomasa es fuente abundante de fitoquímicos, principalmente de compuestos fenólicos y terpenos con actividades antimicrobianas, antivirales y antifúngicas, por mencionar algunas.
En el proyecto que se realiza en la Coordinación Regional Culiacán del CIAD, por medio del Laboratorio de Alimentos Funcionales y Nutracéuticos, dirigido por el profesor investigador José Basilio Heredia, en colaboración con el Laboratorio de Fitopatología, encabezado por el académico Raymundo S. García Estrada, se obtuvieron extractos de fitoquímicos de biomasa de maíz criollo e híbrido y de pimiento morrón, mediante Disolventes Eutécticos Profundos Naturales (NaDES), una nueva tecnología de extracción amigable con el medio ambiente. Estos extractos se evaluaron in vitro e in vivo contra Fusarium oxysporum,Colletotrichum gloesporoides, Alternaria solanum, Ralstonia solanacearum,Xanthomonas campestris y Clavibacter michiganensis, hongos y bacterias responsables de pérdidas millonarias que merman la seguridad alimentaria del país.
Como parte de los hallazgos, se observó una inhibición significativa en ambos modelos, principalmente en las bacterias, por lo que se continuarán investigando puntualmente estos patógenos. Asimismo, según la cuantificación de ácidos fenólicos, resaltaron los ácidos clorogénico, cumárico y ferúlico, posibles responsables de dicha actividad. Se comprobó el efecto bactericida de los extractos, por lo que en un futuro se podrían emplear en la misma cadena de producción de los cultivos, fomentando el surgimiento de economías circulares que beneficien al productor y, por ende, al crecimiento económico de la región.
El proyecto fue posible gracias al apoyo brindado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), dentro del marco de la convocatoria 2021-1: Desarrollo de Innovaciones Tecnológicas para una Agricultura Mexicana Libre de Agroinsumos Tóxicos. En este estudio colaboraron Luis Jiménez Ortega, Octavio Valdez Baro, Isidro Márquez Zequera, Luis Osuna García, Laura Contreras Angulo, Erick Gutiérrez Grijalva, Romina Uribe Galván, Orlando Osorio Chávez, Jorge Heredia Bátiz, Manuel Báez Sañudo y Armando Carrillo Fasio.
Colaboración de Luis Alfonso Jiménez Ortega y José Basilio Heredia, investigadores de la Coordinación Regional Culiacán del CIAD.