Científicos del CIAD demuestran que es viable producir sin glifosato a gran escala
En México contamos con sólidas instituciones, científicos y científicas de primera línea mundial, pero con independencia de los poderes económicos, con conciencia y compromiso con los grandes problemas de nuestro país y que han presentado avances para producir sin glifosato, como lo hacen los investigadores del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD)-Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), aseguró el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Suárez Carrera.
Durante la conferencia Productores en transición agroecológica. Resultados de los Faros Agroecológicos del CIAD-CONAHCYT, consideró que este es uno de los organismos científicos destacados que, desde 1982, ha producido investigación de frontera, formación de talento humano y una vinculación intersecretarial relevante a nivel nacional, con temas de investigación sobre nutrición, ciencia de alimentos, tecnología de alimentos de origen vegetal y animal, innovación y desarrollo, nutrición y salud pública, biotecnología y nanotecnología y desarrollo rural sustentable.
Indicó que organismos empresariales, dependencias extranjeras y los vendedores de agrotóxicos han querido imponer una “ciencia”, pero capturada por intereses mercantiles, sin independencia vinculadas con objetivos de maximización de ganancias a pesar de la producción de destrucción de la biodiversidad y del patrimonio suelo.
Suárez Carrera destacó la necesidad urgente de transitar hacia modelos de producción agrícola que integren las dimensiones de justicia, salud y sustentabilidad, como lo apoya el presidente Andrés Manuel López Obrador, a través de decretos presidenciales para prohibir el glifosato.
En representación del Conahcyt, la directora de Estrategia Tecnológica, Edith Calixto Pérez, en su ponencia El Gobierno de México demuestra que se puede producir sin glifosato expuso que se trabaja de forma prioritaria en la recuperación de la soberanía alimentaria, a través de alternativas culturalmente adecuadas, con reconocimiento a los saberes y prácticas tradicionales y protegiendo la salud del pueblo de México y el ambiente.
Calixto Pérez destacó que con la entrada en vigor en 2020 del decreto se ha estado reduciendo la importación del glifosato; sin embargo, los cultivos no presentan ninguna alteración, toda vez que no hay pérdida alguna de la productividad en el país. Por lo que podemos decir no hay un riesgo en la aplicación de este decreto ni en continuar con el mismo, agregó.
A partir de estos decretos, el Conahcyt estableció una plataforma de acciones en la que se definieron cuatro rutas principales para identificar, validar y proponer estrategias de producción de alimentos sanos libres de glifosato, refirió.
Con el proyecto de Faros Agroecológicos se han evaluado y validado prácticas agroecológicas y generado evidencia científica de que éstas funcionan, así como el establecimiento de redes campesinas que puedan apoyarse entre sí para implementar todas las alternativas propuestas por el Conahcyt, dijo Calixto Pérez.
Asimismo, se establecieron los Faros Agroecológicos en 22 estados, con cobertura a 253 localidades y 24 mil hectáreas, así como que a través de este espacio se ha validado científicamente este esquema.
A gran escala, sin glifosato
La responsable del proyecto Faros Agroecológicos del CIAD, Irasema del Carmen Vargas Arispuro, comentó que con el proyecto Transición agroecológica para una producción de maíz a gran escala libre de agrotóxicos se ha tenido como objetivo ampliar la escala de transición agroecológica en 14 regiones agrícolas de la República Mexicana.
El proyecto estuvo dirigido a productores de mediana y gran escala y las regiones fueron seleccionadas conjuntamente con la Secretaría de Agricultura, con base en el proceso de transición agroecológica impulsado con el programa Producción para el Bienestar, informó.
Detalló que entre los datos que se han generado está el que el 64 por ciento de los suelos presentaban deterioro químico, físico y biológico, con pérdida de nutrientes que conlleva a una pérdida en la producción y altos costos de producción. Se puede decir que se trata de suelos improductivos y estériles, agregó.
Un suelo en equilibrio puede aportar a la planta los nutrientes necesarios para producir alimentos sanos, señaló.
Con cuatro años de llevar a cabo prácticas agroecológicas se han conseguido mejoras en: calidad de los suelos; recuperación de fertilidad; incremento en el rendimiento del cultivo; mejor calidad del grano; rentabilidad y resiliencia de la planta y la biodiversidad del suelo, destacó.
En la conferencia, también participaron el coordinador del proyecto de Faros Agroecológicos, Federico Soto Landeros; los investigadores del CIAD, Jesús Robles Parra y Miguel Ángel Martínez Téllez; la investigadora del Instituto de Ecología, Damaris Desgarennes Valido; el productor del Faro Agroecológico Hidalgo, Sabino Juárez Salvador, y el director de Fomento a la Agroecología de la Secretaría de Agricultura, Omar Lando Estañol Zabaleta.