“La naturaleza es sabia” dice un refrán muy conocido, y los mecanismos que las plantas poseen para crecer y reproducirse no necesitan de la ayuda humana; de hecho, probablemente, cualquier ecosistema sería más sano sin la intervención de las personas.
Sin embargo, si usted disfruta del cuidado y mantenimiento de un jardín en casa, el investigador del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), Aldo Gutiérrez Saldaña, le comparte algunos consejos basados en la ciencia para aclarar dudas comunes en esta práctica.
¿Debemos regar las plantas de día o de noche?
Para el aprovechamiento del agua es recomendable que el riego se realice cuando la temperatura del ambiente es más fresca, durante la tarde noche o en las primeras horas del día, pues es cuando la planta tiene mayor actividad, lo que le permite aprovechar mejor los recursos. Además, se busca evitar que los rayos directos del sol produzcan la evaporación del líquido y que esto dañe las hojas de las plantas.
¿Todo desperdicio orgánico sólido o líquido beneficia a las plantas?
Existe la creencia de que cualquier residuo orgánico puede servir de abono para las plantas y que esto va a beneficiar su crecimiento, sin embargo, debemos considerar que no todos los desechos son aptos para usarse directamente, puesto que primero deben cumplir con su correcto proceso de descomposición.
Tal es el caso de los restos de vegetales, que si son arrojados a la tierra directamente en grandes cantidades pueden emitir compuestos (ácidos y gases) dañinos para nuestras plantas, por lo que si se desea utilizarlos como fertilizante, lo adecuado es hacer una composta y posteriormente nutrir el suelo con esta.
Con respecto a las sobras de carne, estas no deben incorporarse a la tierra como sustento porque atraerá fauna nociva como insectos o animales rastreros.
¿Cómo saber con qué frecuencia se debe regar una planta?
Por lo general, las plantas que naturalmente están adaptadas para resistir una gran exposición al sol requieren ser regadas con menor frecuencia que aquellas que están condicionadas para vivir bajo la sombra o al interior del hogar.
Una forma de notar si les hace falta humedad es revisar la capa superficial (2 o 3 centímetros) de la tierra, ya que esta no debe encontrarse muy seca. También, se debe prestar atención a sus hojas, porque cuando estas se ven decaídas o pierden coloración, son indicios de que pueden requerir ser hidratadas.
Para la vegetación que se encuentra en exteriores se recomienda repetir la irrigación tres a cuatro veces por semana, mientras que para la flora que se encuentra en espacios con luz moderada es favorable procurar que mantengan una humedad constante, siempre y cuando no se estanque, para que sus raíces puedan oxigenarse.
En el caso de los jardines con plantas desérticas se debe alargar la frecuencia de la irrigación, pues se trata de especies que se han adaptado para subsistir en climas adversos y el exceso de humedad les resulta perjudicial.
¿Cuál es la técnica correcta de poda?
Cuando se busca darle una forma estética a nuestros árboles y plantas, la técnica que nos ayuda a decidir cuáles son los brazos que debemos retirar consiste en elegir aquellos que van dirigiendo su crecimiento hacia abajo, y realizar un corte cerca del tronco que le da origen, lo cual ayudará a su pronta recuperación.
La época más adecuada para realizar la poda es durante los cambios de estación, preferentemente en octubre o abril, ya que así se propicia la recuperación de la planta. Otra recomendación para moldear su desarrollo es el uso de “guías”, las cuales son de gran utilidad para mantener nuestra vegetación de forma erguida.
¿Cómo debo fumigarlas?
Un problema común se da cuando las plantas son atacadas por plagas que dañan sus hojas, o que incluso pueden llevarlas a la muerte, por lo que es necesario ver el horario de actividad de estos organismos para rociar en ese momento el fumigante y con ello se logrará que el efecto de esta sustancia tenga mejores resultados. De igual manera, se recomienda siempre seguir las instrucciones de uso del fabricante. También, podemos incluir algún tratamiento casero (agua jabonosa con vinagre, café, extracto de ajo, etc.) o algunas plantas que liberen repelentes de manera natural (caléndula, citronela, menta, romero, albahaca, agérato, etc.).