Cómo transplantar correctamente una planta
Trasplantar una planta, arbusto o árbol tiene su ciencia, pues, si no lo hacemos apropiadamente, podemos causar un daño irreparable. Miguel Ángel Martínez Téllez y Fernando Ayala Zavala, profesores del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), nos dan consejos para reubicar correctamente nuestras plantas.
Los académicos de la Coordinación de Tecnología de Alimentos de Origen Vegetal del CIAD explicaron que, aunque el trasplante parece una tarea sencilla, se trata de la adaptación de un ser vivo a un nuevo ambiente, y el riesgo de causarle un estrés es alto. Por tal razón, indicaron, lo más aconsejable es seguir los pasos que a continuación se describen.
Elegir el mejor momento
Al igual que los humanos y los animales, las plantas tienen ciclos de crecimiento, actividad e inactividad, por lo que el mejor momento para extraer una planta es aquella estación donde el crecimiento es más activo, la primavera. En esta estación, la mayoría de las plantas presentan un crecimiento activo de sus raíces y esto les permitirá expandirlas en un nuevo lugar.
Los motivos para trasplantar pueden ser diversos e incluyen desde los estéticos cuando las plantas son de ornato, hasta el proveerle un lugar óptimo para crecer y fructificar cuando produzcan alimentos.
Las señales que nos indican que es necesario cambiar una planta que está en una maceta o contenedor son las siguientes: el sustrato o tierra se seca muy rápido aún en temporadas frescas, las raíces empiezan a salir por el drenaje y se enredan entre ellas y, lo más notorio, las hojas y tallos crecen muy lento o dejan de crecer, aun cuando se fertiliza de la manera recomendada.
Si se observan algunos de estos síntomas es tiempo de decidir si queremos que la planta quede del mismo tamaño o trasplantar. Si decidimos mantener su tamaño sin afectar su salud, podemos recortar con cuidado las raíces secundarias (son aquellas que no están unidas directamente a los tallos y rodean al sustrato tocando las paredes de la maceta) y agregar nuevo sustrato. En caso de que queramos que siga creciendo, es tiempo de trasplantar.
Preparación para el trasplante
Si hemos decidido trasplantar, es necesario elegir el nuevo lugar o contenedor. Necesitamos elegir el mejor sustrato o suelo, según el tipo de planta; normalmente para trasplantar en macetas es necesario usar una mezcla de sustrato que permita un buen drenaje, reteniendo a la vez humedad para que la planta esté hidratada.
Si el trasplante es en suelo, igual debemos asegurarnos de que tenga buen drenado y adecuada retención de agua para el tipo de planta; para ello tenemos que asegurarnos que tendrá la luz adecuada para su especie, que no existan plantas enfermas cerca del nuevo lugar y que este tenga el tamaño adecuado para permitir el crecimiento. El diámetro del agujero debe ser ligeramente más amplio que el diámetro de las raíces y la profundidad debe permitir que la planta mantenga el mismo nivel del tallo que anteriormente tenía.
Forma de extracción
Antes de extraer la planta de su lugar, es preferible elegir una hora del día con temperaturas templadas, puede ser muy temprano por la mañana, por la tarde o en días nublados. Asimismo, previamente a su extracción es preferible regarla y esperar aproximadamente una hora. Si la remoción es de una maceta, podemos ejercer presión alrededor de esta para despegarla de las raíces y facilitar la extracción, sujetando firmemente el contenedor y la planta desde el tallo y jalando con fuerza moderada hasta notar que está saliendo. Si la planta no sale fácilmente, quizá debamos romper el viejo contenedor para facilitar el proceso.
Recordemos que, si lastimamos las raíces secundarias, normalmente no comprometemos su vida, pero debemos tener cuidado con las raíces primarias, que son las más grandes y que se unen directamente a los tallos.
Si la extracción es de la tierra, el procedimiento genérico es similar; sin embargo, debemos conocer cómo las raíces se desarrollan para no lastimarlas; existen raíces en forma de tubérculos, otras extendidas y ramificadas, otras que crecen hacía abajo; esto depende de la planta y debemos investigarlo antes de realizar la extracción. Si el nuevo lugar se encuentra lejos, podemos utilizar otro contenedor para el transporte que mantenga las raíces frescas, humectadas y sin lastimarse.
Un nuevo hogar
Es importante que la planta se mantenga hidratada durante el proceso de mudanza a su nuevo hogar, con el propósito de aminorar el estrés. Aunque es preferible que el trasplante se complete a la brevedad, en ocasiones los tiempos pueden variar, pues debemos asegurarnos de que el nuevo lugar está listo.
Para lo anterior tenemos que preparar el sustrato con buen drenaje, nutrientes y tamaño adecuado para recibir a la nueva habitante; el proceso debe realizarse en las horas más frescas del día para facilitar la transición. La planta se colocará en su nuevo lugar y presionaremos ligeramente el sustrato para sostenerla, sin compactar en exceso, pues debemos permitir que fluyan el agua y el aire hacia las raíces.
Seguimiento
Tomará varios días hasta que la planta se acostumbre a su nuevo hogar. Durante este lapso de adaptación, podemos ayudarle y para esto debemos conocer las condiciones de procedencia en cuestiones de riego, temperatura y luz, pues poco a poco tenemos que acostumbrarla al nuevo ambiente donde vivirá.
Aun cuando sea considerada una especie resistente al sol, si esta proviene de un lugar donde no recibía luz directa y el trasplante es directo al sol, es probable que sufra estrés. Si trasplantamos en una maceta una planta que se encontraba en sombra y el nuevo lugar tiene sol directo, debemos exponerla gradualmente a los rayos del sol por la mañana o tarde, hasta ir aumentando el tiempo de exposición. Si el trasplante es en suelo o en una maceta muy pesada, podemos poner una mallasombra para reducir la intensidad lumínica y temperatura.
Señales de alerta
Las señales de alerta durante el proceso de adaptación son el marchitamiento, amarillamiento y pérdida de las hojas; cuando notemos cualquiera de estos síntomas, es hora de revisar drenaje, humedad en el sustrato, luz y temperatura y comenzar de nuevo el proceso de adaptación. Si no hemos dañado las raíces principales y damos el periodo de adaptación adecuado después del trasplante, la nueva habitante crecerá sana y alegrará nuestro jardín, cumpliendo su importante papel en nuestro ecosistema.
Colaboración de Miguel Ángel Martínez Téllez y Fernando Ayala Zavala, investigadores de la Coordinación de Tecnología de Alimentos de Origen Vegetal del CIAD.