Una infección hospitalaria o nosocomial es un proceso contraído durante la asistencia médica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta que, anualmente, más de 1.4 millones de personas contraen una infección en hospitales. En México, se reportan más de 450 mil casos de infecciones relacionados con atención sanitaria, los cuales provocan 32 muertes por cada 100 mil habitantes anualmente.
Pacientes geriátricos, personas inmunodeprimidas, receptores de quimioterapia y neonatos son los objetivos de estos agentes infecciosos oportunistas, debido a que su sistema inmune está debilitado, lo cual facilita la colonización de los microorganismos.
Bacterias, virus, hongos y otros patógenos están detrás de estas infecciones, que suelen ser difíciles de tratar con los antibióticos habituales. Puede haber contagios cruzados (cuando el agente se contrae de otro enfermo), endógenos (cuando procede de la flora del propio individuo) o ambientales (por contacto con material contaminado).
Algunos de los agentes infecciosos más comunes son: Klebsiella pneumoniae, Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus, Candida albicans, Aspergillus spp, Virus sincitial respiratorio y rotavirus, entre otros.
Lo sucedido recientemente en el Hospital Regional No.1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Culiacán, Sinaloa, donde se asocian al menos dos muertes de recién nacidos con una bacteria no definida aún, es un llamado de atención de la gran capacidad patogénica que tienen los microorganismos cuando acceden a ambientes donde se encuentran personas susceptibles.
La principal hipótesis es la presencia de una bacteria, y toda la atención se ha centrado en buscarla. Desde la perspectiva científica, se considera necesario averiguar en qué sitio del hospital estaba la bacteria que causó la infección y cómo llegó a este.
La forma de realizar un rastreo de la fuente de contaminación puede tardar meses, ya que se requiere evaluar muestras de pacientes infectados y muestras ambientales donde se presuma que estuvo la bacteria. Estos análisis se realizan en laboratorios acreditados del gobierno federal o en particulares.
Si un número significativo de pacientes coinciden con la misma especie bacteriana, se procede a cotejar con las muestras ambientales. Sin embargo, los resultados nunca han sido definitivos, y mientras el proceso de investigación epidemiológica continúa, más individuos se enferman.
Lo cierto es que la solución la tenemos todos. El cuerpo médico, el personal de limpieza y las personas que visitan el hospital. Si cada uno observara y aplicara las buenas practicas higiénicas que le corresponden, los riesgos de infección disminuirían significativamente.
En ninguno de los espacios hospitalarios se debe bajar la guardia, y esto incluye la sala de espera, donde frecuentemente personas consumen alimentos y deciden pernoctar hasta el momento de visitar a sus familiares enfermos.
El principal vehículo de contaminación son las personas; es decir, en algún momento esta bacteria y otras arribaron a los ambientes hospitalarios en un alimento, ropa, equipos de comunicación (teléfonos, tabletas, etc.) o en las personas mismas. Por lo tanto, se deben de aplicar de manera irrefutable las buenas prácticas higiénicas.
El personal de limpieza del hospital debe verificar que esto se cumpla, y los visitantes en las salas de espera deben evitar consumir alimentos y abstenerse de traer consigo, en la medida de las posibilidades, enseres del hogar.
A continuación se presentan algunas alternativas para minimizar el riesgo de infección:
- Llevar consigo gel a base de alcohol o toallitas impregnadas con desinfectante
- Frotar las superficies con las cuales se tendrá contacto
- Frotar frecuentemente las manos con gel a base de alcohol antes de utilizar cualquier equipo personal
- Evitar permanecer en sala de espera con síntomas parecidos a la gripe (estornudo, flujo nasal, entre otros) o enfermedades diarreicas
- Evitar tocarse la cara (boca, nariz, ojos y oídos)
- Exigir a las autoridades del hospital que la sala de espera y los baños estén limpios y desinfectados y que provean de estaciones de lavado de manos con gel a base de alcohol
Mantener alejados a los microorganismos de los ambientes hospitalarios previene infecciones a los más susceptibles.
Colaboración de Cristóbal Chaidez Quiroz, investigador de la Coordinación Regional Culiacán del CIAD.