Por un 8 de marzo con significado social y político
Su sentido es conmemorativo, no celebrativo, plantea en esta colaboración la investigadora del CIAD Gilda Salazar Antúnez, quien afirma que este día no es de festividad, sino de reivindicación y reflexión para construir un mundo sin discriminación
Gilda Salazar Antúnez
Programa de Estudios SocioAmbientales
Sin duda este 8 de marzo de 2017 tiene una connotación particular para quienes, desde una academia militante, formamos parte del pensamiento crítico que conformó en México y en el mundo el cuerpo teórico-político de los estudios feministas (hoy referidos y nombrados por la academia como estudios de Género). Vivimos, en relación a este pensamiento crítico y al movimiento feminista, un momento crucial, sustantivo, como dice la periodista Sara Lovera. La salida a las calles de miles de mujeres en distintos países del mundo el día 21 de enero de este año por la libertad y la democracia, y la voz enérgica de Angela Davis, por mencionar a una de las más legendarias feministas de la nueva ola, fue la expresión más clara de que la lucha por las vindicaciones de los derechos de las mujeres y el pensamiento feminista sigue siendo necesario y explicativo de fenómenos sociales (del más simple hasta el más aberrante y complejo, como lo es el feminicidio) generados en un sistema en el que el color de la piel, el sexo de pertenencia, la edad, el lugar de residencia, siguen siendo motivos de desigualdad y menosprecio. Es evidente que en pleno siglo XXI aún necesitamos hacer escuchar nuestra voces disidentes en contra de la misoginia y, el más fino e invisible, pero muy real, pensamiento patriarcal, que atentan con los avances en materia de derechos humanos de las mujeres.
La respuesta mundial ante la violencia contra las mujeres por el simple hecho de serlo, evidencia los límites de la justicia, y el llamado internacional a un paro de mujeres da muestra de la continuidad en la historia de esta presencia iluminada de mujeres y hombres, siempre bajo la linterna del feminismo. Nos muestra también que la propuesta feminista y el estudio de la teoría y sus paradigmas desarrollados al interior de las ciencias y las disciplinas del desarrollo, siguen siendo vigentes más que nunca y necesarios para orientar las prácticas de la investigación científica, tanto como la comprensión del mundo y el entramado de relaciones sociales que constituyen la vida.
El 8 de marzo no fue declarado Día Internacional de las Mujeres por las Naciones Unidas, sino que se gestó en el seno del movimiento revolucionario en 1910, en la Conferencia Internacional Socialista en Copenhague, capital de Dinamarca, convocada por Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo, ambas mujeres visionarias. Es así que la celebración de este día no es una festividad, no es un día de rosas y felicitaciones por ser mujeres-madres-trabajadoras valientes que, con actitud estoica (o heroica?), asumimos la doble y a veces triple jornada de trabajo. No es como el día de las madres: es un día de reivindicación de lo ganado y de reflexión para continuar construyendo un mundo sin discriminación, un día para pensar que aún necesitamos desestructurarnos para poder eliminar nuestros patriarcados interiores, modificar nuestros autoritarismos, para enarbolar las demandas de quienes nos antecedieron en esta causa, la causa de la liberación de las mujeres y la lucha por nuestros derechos no solo civiles y políticos, sino también legales, sexuales y reproductivos. La causa de las mujeres (y hoy de hombres conscientes y seguros de que es posible una sociedad justa para todos) en la que ningún hombre, ninguna ley, ninguna institución o sistema esté autorizado para ejercer violencia o abuso alguno hacia lo “otro” diferente, en este caso las mujeres.
No podemos seguir hablando de la problemática mundial y de los graves problemas de la economía, la política y el capital global sin incluir la gravedad de la violencia hacia las mujeres, de la amenaza a nivel mundial del retroceso en políticas públicas obtenidas en favor de las mujeres. Este 8 de marzo tendrá que ser recordado como el año de la movilización mundial de las mujeres, para dar continuidad a lo que se inició hace ya 107 años. El llamado a un paro nacional es la respuesta a los más de 800 asesinatos anuales de mujeres en México. Será un día de denuncia y balance, de pensar por qué las mujeres no podemos pensar en nuestra libertad sin miedo.
También en Sonora este 8 de marzo las mujeres de distintas clases sociales, etnias, actividades laborales, edades, profesiones y condición social –todas auto-convocadas y unidas al llamado internacional–, saldremos a expresar nuestra fuerza y la exigencia por unanimidad del respeto a nuestros derechos como humanas.