La mayoría de los alimentos naturales como frutas, verduras y leguminosas, si los consumimos en las condiciones y cantidades adecuadas, son benéficos para nuestra salud. Sin embargo, en situaciones excepcionales estos pueden ser perjudiciales, según explica Aldo Hiram Gutiérrez Saldaña, investigador del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD).
Almendras
Existe información sobre la ingesta de ciertos productos, incluidos algunos de origen vegetal, respecto a su nocividad. Un ejemplo de esto es el consumo de almendras. Se cree que comer en exceso estos frutos secos es malo, debido a un compuesto que poseen (amigdalina) que puede convertirse en perjudicial (cianuro). Sin embargo, este solo se encuentra cuando la almendra está verde o es de una variedad no comestible que puede llegar a mezclarse y confundirse. Si nota un sabor amargo en la semilla, lo más recomendable es evitar consumir esa porción.
Brócoli
Otro caso que se menciona es el de las crucíferas, entre las que se incluyen la coliflor, coles, brócoli, etcétera. El brócoli es un alimento al que se le atribuyen ciertas propiedades antioxidantes, anticancerígenas, así como coadyuvante en la reducción del colesterol en la sangre. No obstante, existe una contraindicación para su consumo en personas que padecen de la tiroides, ya que posee compuestos que interfieren con la producción de hormonas de esta importante glándula. Por ello, para quienes padecen de hipotiroidismo, es recomendable evitar su consumo en grandes cantidades o, bien, cocerlo lo suficiente para eliminar la mayor parte del compuesto que influye en la tiroides.
Papas
Las papas son otro alimento con el que se debe tener cuidado en las condiciones en las que se consume. Cuando esta presenta una coloración verdosa o tiene brotes debe evitarse su consumo, ya que en dicho estado está presente una sustancia tóxica (solanina) que puede ocasionar desde problemas gastrointestinales leves (vómito, diarrea, etcétera) hasta trastornos graves en el ser humano.
Zanahorias
Las zanahorias tampoco se escapan. Se sabe que consumirlas en exceso puede ocasionar carotenemia, es decir, una pigmentación naranja o amarillenta en la piel. Lo anterior se debe a que el color anaranjado de este vegetal se lo da un compuesto llamado betacaroteno, el cual al entrar en nuestro organismo se transforma en vitamina A, y cuando lo consumimos en grandes cantidades el cuerpo no es capaz de transformarlo completamente y se deposita bajo la piel. Aunque estos efectos secundarios no son de riesgo, si pueden ser molestos estéticamente.
Frijoles
Los frijoles son el acompañamiento por excelencia en la mesa de todo hogar mexicano, y si bien su consumo en grandes cantidades no pone en riesgo nuestra salud, sus efectos pueden resultar molestos o vergonzosos. Estos, al igual que algunas otras leguminosas, poseen en su cáscara un azúcar denominada rafinosa que resulta de difícil digestión.
Las bacterias que se encuentran en la parte final del intestino convierten la rafinosa en carbohidratos más simples y de fácil asimilación; sin embargo, este proceso de fermentación produce gases. Estos se acumulan en el intestino y causan una gran presión; por ende, parte de ellos se evacuarán en forma de flatulencia.
Una forma de evitar esto es poner a remojar el frijol hasta que se hidrate completamente, tirar el agua y cocerlos con agua nueva.
Como se mencionó en un principio, lo importante es consumir los alimentos en la cantidad y calidad adecuada para no poner en riesgo nuestra salud (y la de los demás).