Des-generizar la escuela, una propuesta para el fomento de la equidad
La escuela como institución privilegiada de socialización para niñeces y adolescencias se vuelve un espacio clave para el aprendizaje de la convivencia desde la equidad y la no-discriminación. Sin embargo, también puede ser el ambiente propicio para vivir diversas formas de exclusión e injusticias, pues como institución enmarcada en las grandes formas de organización social puede reproducir machismo, clasismo, racismo, cisheteterosexismo, capacitismo y otras expresiones de segregación y vulnerabilización.
En específico, vinculado al género y sus diversas expresiones, Martínez Marín y Ramírez Artiaga (2017) sostienen que en la escuela se reproducen los estereotipos de género, donde la masculinidad y la feminidad se piensan como rígidos, además de que la feminidad se pone al servicio de los masculino.
Por otra parte, Martínez Marín (2016) ubica una imperante patriarcalización de la escuela, en tanto habrá una mirada totalizadora sobre cómo debe ser un hombre o una mujer y sobre cómo aprenden y que actividades realizan.
Preciado (cqueertv, 2016) ha planteado que la generización de los cuerpos es el primer acto de violencia de género, pues atribuye una serie de consignas a las personas, a veces desde antes de nacer, que durante toda la vida les seguirán limitando la exploración de su subjetividad. Habrá que recordar en este punto que la generización de las personas vendrá acompañada de sanciones para quienes no cumplan con las consignas del género que les han asignado.
En las escuelas, entonces, se identifican prácticas que son diferenciadas por género: filas separadas, baños excluyentes, deportes diferenciados, etc. Además, se ubican espacios diferentes, pues mientras a los varones se les ve jugando en cachas y patios centrales, las mujeres se colocan al margen, en actividades con menos movimiento.
Por otra parte, se observa también una naturalización de características por género por parte de docentes y en general en el imaginario social: pensar que las mujeres son más tranquilas y dedicadas, mientras que los varones son menos estudiosos y más activos, incluso más “traviesos”. En cuanto a las sanciones por no cumplir esta caracterización, se han identificado preocupaciones, llamados de atención o exigencias cuando alguien no se vincula con compañeros o compañeras del mismo género, por ejemplo.
De manera muy particular, en el caso de las niñeces trans*[es de suponer que este asterisco llevara a una nota al pie] la generización de prácticamente toda la vida escolar propicia un lugar poco seguro para afianzar su identidad de género y participar de manera amplia en la vida escolar.
Es de concluir que todo lo anterior vaya derivando en procesos de inequidad y exclusión en la escuela, por lo que una de las principales propuestas para despatriarcalizarla sería reducir o, bien, eliminar la separación por géneros, de tal manera que cada estudiante pueda explorar las actividades, vínculos, espacios y formas de participación que desee, generando coordenadas de equidad.
Referencias
Cqueertv [nombre de usuario de Youtube] (2016). Beatriz Beto Paul Preciado en México . Youtube. 25 de septiembre. https://www.youtube.com/watch?v=P7ZufifUMzQ.
Martínez Martín, I. (2016). Construcción de una pedagogía feminista para una ciudadanía transformadora y contra-hegemónica. Foro de Educación, 14(20), 129-151. https://doi.org/10.14516/fde.2016.014.020.008.
Martínez Martín, I. y Ramírez Artiaga, G. (2017). Des-patriarcalizar y des-colonizar la educación. Experiencias para una formación feminista del profesorado. Revista Internacional de Educación para la Justicia Social, 6(2). https://doi.org/10.15366/riejs2017.6.2.005.