Día Mundial de la Sensibilización y Visibilización de la Leucemia Mieloide Crónica
La leucemia mieloide crónica, un tipo de cáncer de la sangre que se manifiesta principalmente en las personas adultas, representa entre el 15 y el 20% de todas las leucemias en mayores de edad alrededor del mundo.
Se trata de una enfermedad que se forma en algunas células inmaduras que componen la sangre, como los glóbulos rojos, las plaquetas y la mayoría de los glóbulos blancos (células que participan en la defensa inmune). Se llama mieloide, ya que, entre los glóbulos blancos, la palabra mieloide está relacionada con el sistema inmune innato (que incluye a los neutrófilos, basófilos, macrófagos, eosinófilos y células dendríticas), al contrario de la palabra linfoide, que está asociada al sistema inmune adaptativo (que incluye a los linfocitos B, linfocitos T y células asesinas naturales). Además, se le llama crónica porque puede pasar mucho tiempo antes de que causen problemas, y la mayoría de las personas con este cáncer pueden vivir por muchos años con la enfermedad controlada.
Las células de la leucemia mieloide crónica presentan cambios genéticos y no terminan su proceso de maduración. En 1960 los científicos Peter Nowel y David Hungerford trabajaban en centros de investigación en la ciudad de Filadelfia, Pennsylvania, E.E.U.U., y descubrieron una alteración en los cromosomas de pacientes con leucemia; en honor a la ciudad en la que se descubrió, se le llamó cromosoma Filadelfia.
Esa alteración es provocada por la fusión de una parte del cromosoma 9 con una parte del cromosoma 22. Como producto de esa fusión de cromosomas se obtiene el gen BCR-ABL, que produce una tirosina quinasa activa que funciona como un interruptor de “prendido/apagado” para el proceso de multiplicación celular, que se quedó atorado en “prendido”, por lo que estas células han perdido la capacidad de controlar su crecimiento. El problema se presenta cuando se tiene una gran cantidad de células de la defensa en el cuerpo, pero estas son inmaduras, es decir, no pueden llevar a cabo sus funciones de defensa.
Las células inmaduras estorban a las células sanas, evidenciando los signos de la enfermedad que incluye infecciones frecuentes, anemias y reducción de plaquetas funcionales. Los síntomas de la enfermedad incluyen debilidad, cansancio, sudores nocturnos, pérdida de peso, fiebre, dolor de huesos, agrandamiento del bazo, dolor o sensación de llenura en el estómago aún sin haber comido demasiado. Sin embargo, los signos y síntomas de la leucemia mieloide crónica son comunes con otros tipos de leucemia e, incluso, con enfermedades diferentes al cáncer.
Si usted sospecha que tiene leucemia mieloide crónica la recomendación es acudir con un profesional en hematología (médico que trata los trastornos de la sangre) o en oncología clínica (médico que trata el cáncer).
No se conocen factores de riesgo comunes para desarrollar leucemia mieloide crónica. Aunque no se sabe el porqué, el riesgo aumenta con la edad y es mucho más frecuente en personas adultas que en niños(as). También es más frecuente en hombres que en mujeres.
Como se mencionó antes, el gen BCR-ABL genera una tirosina quinasa activa, por lo que las diferentes estrategias de tratamiento van siempre acompañadas por inhibidores de la tirosina quinasa (TKI), que son medicamentos que buscan cambiar el interruptor a “apagado”.
En el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) trabajamos en investigación en cáncer para desarrollar estrategias de prevención y control, así como para mejorar la calidad de vida de las personas que tienen o han tenido cáncer.
Autor: Iván Anduro Corona, investigador de la Coordinación de Nutrición del CIAD.