Dieta mediterránea, salud mental y cáncer de mama
Un estilo de alimentación conocido popularmente como “dieta mediterránea” ha sido ampliamente estudiado, ya que se le atribuyen múltiples beneficios, entre los cuales, se presume que pudiera ser un coadyuvante para tratar trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión, padecimientos frecuentes en mujeres que sufren cáncer de mama.
Se le conoce como mediterránea porque es una dieta distintiva de países como Grecia, Italia y otras naciones que rodean el mar Mediterráneo. Su patrón dietario se distingue por un alto consumo de alimentos de origen vegetal, como cereales integrales, verduras, leguminosas (frijol, chícharo, garbanzos), frutas, frutos secos, semillas, hierbas y especias.
Por nuestra parte, la gastronomía mexicana, en particular la sonorense, se caracteriza por un alto contenido de grasas (sobre todo las de origen animal), altas cantidades de manteca o aceite al cocinar los alimentos, un consumo elevado de carnes rojas y pollo que se preparan a través de freído o asado intenso, así como un consumo bajo de frutas y vegetales.
Una vía de transición hacia la dieta mediterránea es reducir el consumo de carnes rojas y consumir pescados grasos (atún, salmón, sardina) al menos dos veces por semana. Asimismo, es recomendable intentar utilizar el aceite de oliva en la preparación de alimentos y promover que la fruta y las hortalizas sean protagonistas en la planeación culinaria semanal, tanto en platos fuertes como en colaciones y postres.
Diferentes estudios han encontrado que este estilo de alimentación puede mejorar la calidad de vida en personas con trastornos psicológicos, moderar los síntomas depresivos en los pacientes con diagnóstico de depresión aguda, así como mejorar el estado de ánimo en personas con la presencia de dos o más enfermedades crónicas.
La ansiedad y la depresión son generalmente consideradas como los trastornos psicológicos más frecuentes. En el cáncer de mama, más del 50% de las pacientes podrían experimentarlos tras ser diagnosticadas con esta enfermedad. Dicho padecimiento por sí mismo, al igual que su tratamiento, produce altos índices de ansiedad, lo cual restringe de manera importante la vida social, familiar y personal de la mujer que lo padece, por lo que es necesario recibir apoyo psicológico y nutricional. El manejo adecuado de la ansiedad es muy importante para las mujeres que sufren esta enfermedad, pues las ayuda a lidiar de una mejor manera con el dolor, el miedo y demás emociones que afectan de manera negativa su calidad de vida.
Una alimentación saludable, como la basada en la dieta mediterránea, así como la actividad física, pueden mejorar el pronóstico de enfermedades como el cáncer, el síndrome metabólico o los padecimientos cardiovasculares, además de mejorar la salud mental.
Colaboración de Abril Peña Meza, estudiante de la Maestría en Ciencias, y Graciela Caire Juvera, investigadora de la Coordinación de Nutrición del CIAD.