El CIAD desarrolla tecnología sustentable para aprovechar residuos de alimentos
Científicos del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) han diseñado Yoxbox, un ecosistema biotecnológico que utiliza residuos de alimentos y los reintegra a procesos productivos a través de generación de energía y otros productos aptos para cultivos agrícolas y jardinería.
Anualmente se producen 4.8 billones de toneladas de alimento, de los cuales se desperdicia casi una tercera parte. Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), los costos asociados a la disposición de estos desperdicios y a las afectaciones en salud, así como por el impacto ambiental por la generación de gases de efecto invernadero, ronda los tres billones de dólares.
Una tecnología sustentable
En México, antes de la pandemia se tenían registrados poco más de quinientos mil establecimientos de comida y bebida. Según estimaciones del equipo de trabajo, aproximadamente 80% de estos establecimientos reportaban problemas para el manejo y tratamiento de su basura orgánica. Precisamente esto fue lo que incentivó al equipo de investigación de Yoxbox a pensar en cómo reintegrar estos desperdicios bajo una perspectiva de economía circular.
La tecnología de Yoxbox aporta como beneficio la reducción de la huella de carbono, a la vez que se generan productos de valor agregado que pueden contribuir a hacer sostenibles estos procesos, abriendo oportunidades de ingreso económico y generación de empleos en los establecimientos o comunidades que adopten la tecnología.
Diferentes fases de aprovechamiento
Todo inicia con un alimento fresco que es procesado, pero que también genera un residuo, ya sea en la industria agroalimentaria, en un restaurante, un comedor industrial o un hogar. Estos residuos de alimento deben disponerse de forma práctica, segura y responsable, explicó Miguel Betancourt Lozano, investigador de la Coordinación Regional del CIAD en Mazatlán, quien es líder del proyecto.
Utilizando tecnología propietaria, el primer componente de Yoxbox está conformado por contenedores (Yoxbox 1) que sustituyen al tradicional contenedor de basura, y que se ha diseñado especialmente para optimizar la degradación de desperdicios con la ayuda de preparados enzimáticos. Como resultado, produce fertilizantes primarios para autoconsumo en huertos y jardines.
Posteriormente, de acuerdo con el volumen de residuos, se han acoplado otros componentes biotecnológicos que continúan con la transformación de los residuos hasta convertirlos en productos comerciales. Este es el caso del Yoxbox 2, que mediante consorcios fermentativos y ayuda mecánica produce composta grado comercial en una quinta parte del tiempo respecto a sistemas tradicionales de compostaje. En la siguiente etapa está Yoxbox 3, que es un biodigestor anaeróbico compacto con consorcios bacterianos adaptados. El sistema produce biogás, que puede usarse para cocinar, calentar agua o generar electricidad, además de un fertilizante de alto desempeño, conocido como biol, que es un estimulante natural de floración, para la protección de las plantas y el mejoramiento de suelos, que incrementa la productividad de cultivos.
Los productos que se generan en los diferentes niveles del ecosistema Yoxbox pueden adaptarse para entornos autónomos bajo la propiedad y uso de las empresas, modelos comunales de trabajo y beneficio comunitario, así como modelos de negocio empresariales que utilicen esta tecnología, además de insumos y procesos para generar empresas comerciales y de servicios.
Un modelo en desarrollo
El ecosistema Yoxbox comenzó a gestarse en 2017 en un taller de desarrollo de ideas de negocio organizado por el CIAD. Debido a la naturaleza del proyecto, se conformó un equipo de trabajo con investigadores y estudiantes, entre los que se encuentran Miguel Ángel Franco, Daniel Fregoso, Édgar Cruz, Eric Enciso, Irma Martínez y Liov Beraud, entre otros, con el apoyo de la Coordinación de Vinculación del CIAD. El proyecto fue seleccionado para participar en el programa de Nodos Binacionales de Innovación Noroeste (NOBI-Noroeste) y, posteriormente, por la secretaría de Economía de Sinaloa en la cartera de proyectos de una incubadora de alto impacto. Actualmente el equipo trabaja en el diseño y validación de los prototipos, procesos y modelos de negocio.
Para escalar este proyecto, los científicos buscan el apoyo de industrias alimentarias y restaurantes que deseen participar en una o todas las etapas del modelo, para permitir la medición, monitoreo y revisión necesaria, con el fin de afinar la tecnología y construir propuestas de transferencia y licenciamiento que aceleren su aplicación en beneficio del medio ambiente y de la economía de México.