Índice de masa corporal, obesidad y cáncer de mama
En el ámbito médico es común que, durante una visita al doctor, se realice la medición de peso y estatura, lo que conlleva al cálculo del Índice de Masa Corporal (IMC). Este índice se ha utilizado a lo largo de los años para evaluar el estado nutricional de una persona y determinar si hay sobrepeso u obesidad, señalando el umbral en mayor o igual a 30 kg/m2. Sin embargo, el IMC presenta una limitación importante: no distingue entre la proporción de grasa y masa corporal magra.
En este contexto, el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) se ha dedicado a explorar la capacidad del IMC para diagnosticar la obesidad en mujeres sonorenses que han superado el cáncer de mama, ya que, después de la menopausia, la obesidad puede aumentar significativamente las posibilidades de que surjan otras enfermedades crónicas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad se refiere al exceso de grasa corporal que podría ser perjudicial para el ser humano. Este concepto es esencial, ya que muchas mujeres que han experimentado el cáncer de mama relatan haber ganado peso o notar una disminución en su masa muscular.
En el caso de las sobrevivientes, pueden enfrentar cambios en su composición corporal, como un aumento en la grasa corporal y una disminución en la masa muscular, transformación que podría ser perjudicial para su salud. Estos cambios pueden estar relacionados tanto con la enfermedad en sí como con los tratamientos recibidos. Por esta razón, resulta esencial analizar en qué medida el IMC es efectivo para identificar la presencia real de obesidad (es decir, exceso de grasa) en estas mujeres.
Es relevante destacar que, en la población general, el IMC sólo logra identificar adecuadamente la obesidad en un 49% de los casos, lo que significa que su capacidad de discernimiento es limitada. Dado que en Sonora existe una alta cantidad de mujeres con obesidad (42%), es crucial determinar la eficacia del IMC para detectar el exceso de grasa en mujeres sobrevivientes de cáncer de mama.
En ese sentido, en la Coordinación de Nutrición del CIAD se investigó la precisión del IMC para el diagnóstico de obesidad, teniendo de referencia el porcentaje de grasa (PG) e Índice de Masa Grasa (IMG). Estos últimos son herramientas con mayor capacidad de reconocer el exceso de masa grasa. Las comparaciones realizadas entre el IMC vs. PG arrojaron una capacidad del 53.5%, mientras que con el IMG se obtuvo un 76.7%. Esto nos dice que, si hay 100 mujeres con obesidad, el IMC solamente reconoce a 53 o 77 de ellas y el resto no tendría obesidad. Estas cifras resultan insuficientes, ya que el IMC es la herramienta más utilizada para el diagnóstico de obesidad, por lo que se establecieron nuevos criterios.
Es por ello que se ha propuesto que un valor de IMC superior a 25.4 kg/m2 tiene una capacidad del 97.6%, esto quiere decir que, si hay 100 mujeres con obesidad, se logra identificar a 97 de ellas. Esta cifra es significativamente alta y permite identificar con confianza la presencia de exceso de grasa en las pacientes.
Es importante tener presente que la relación entre el IMC y el cáncer de mama se asocia con la presencia de grasa corporal en lugar del peso total del cuerpo. Por lo tanto, un v alor de IMC superior a 30 kg/m2, es decir, el valor comúnmente utilizado de IMC para el diagnóstico de obesidad, resulta menos preciso, ya que no considera esta distinción.
Al conocer qué tan bueno es el IMC para identificar la obesidad, podríamos obtener un diagnóstico preciso de la obesidad, lo cual tendría un impacto significativo en el pronóstico, la recurrencia del cáncer y la calidad de vida de las mujeres que han superado el cáncer de mama. Estos resultados tienen implicaciones importantes tanto a nivel clínico para el tamizaje de obesidad a nivel individual como en la esfera de atención a la salud pública.
Autoras: Kathia Enríquez Mada, Graciela Caire Juvera y Socorro Saucedo Tamayo, Coordinación de Nutrición del CIAD.
Autores(as): Maricela Montalvo Corral, Ricardo Vásquez López y Elizabeth Cárdenas Villegas, Unidad de Investigación en Una Salud, Coordinación de Nutrición del CIAD.