La importancia de la dieta en el Párkinson
El síndrome de Párkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común en adultos mayores. Se estima que en México se presentan aproximadamente cincuenta casos por cada cien mil habitantes. Sus primeros síntomas suelen aparecer alrededor de los sesenta años, aunque hay quienes la desarrollan a una edad más temprana.
Se cree que existe una relación entre el déficit de dopamina en el cerebro y el desarrollo del Párkinson; no obstante, sus causas no son totalmente claras. Los síntomas más conocidos son los motores, como temblores, rigidez, bradiquinesia (ralentización del movimiento) y falta de equilibrio.
Existen síntomas menos conocidos, además de los motores, que pueden indicar un desarrollo temprano del Párkinson, tales como presión sanguínea irregular, problemas para deglutir (pasar alimento o saliva), constipación o estreñimiento, demencia, depresión y problemas para dormir.
El tratamiento más común es el fármaco Levodopa, un precursor metabólico que mimetiza la dopamina en el cerebro. Aunque no es una cura, hasta el momento es la opción más eficaz para tratar sus síntomas.
Como sucede con todas las enfermedades, la alimentación es una parte muy importante en el tratamiento, ya que una dieta adecuada puede ayudar a disminuir los síntomas en conjunto con los fármacos.
Comer frutas, verduras y alimentos ricos en antioxidantes, como el aguacate, pimiento rojo y bayas, entre otros, puede ayudar a proteger a las células del estrés oxidativo.
Tomar agua natural frecuentemente y consumir frutas y verduras ricas en fibra dietética, como las hojas verdes, las legumbres, nueces y semillas, etcétera, puede ayudar a tratar el estreñimiento.
La hipertensión es conocida como “el asesino silencioso”, pues frecuentemente no produce síntomas, por lo que todas las personas adultas deberían de adoptar el hábito de monitorear su presión arterial regularmente, más aún quienes padecen la enfermedad de Párkinson, sin dejar de lado que una presión baja también puede ser dañina para la salud. El médico puede recomendar que el paciente evite alimentos que influyan significativamente sobre la presión sanguínea, como los que contienen cafeína, sal y alcohol, entre otros.
Si el paciente se encuentra en una etapa en la que le es difícil deglutir alimentos, un profesional de la nutrición pudiera recomendar ablandecer la comida o añadir alimentos como sazonadores o carbonatados para evitar problemas al ingerirlos.
Los calambres también son comunes en adultos mayores que sufren Párkinson, los cuales son ocasionados por la falta de minerales como el magnesio o el potasio y de vitaminas del grupo B. En el primer caso, puede consumir naranja, plátano, tomate y kiwi, entre otros, mientas que, para tener un equilibrio de vitamina B, puede comer pescado, carne, huevo y leche, entre otros. A quienes consumen Levodopa se les aconseja disminuir el consumo de comidas con altos niveles de proteína de origen animal, ya que estas afectan la absorción del medicamento. Lo más recomendable es que el paciente reciba atención de un experto en nutrición, quien hará recomendaciones para cada caso en particular.
Es importante subrayar que estas recomendaciones no sustituyen los tratamientos farmacológicos ni las indicaciones médicas, solo son perspectivas generales para llevar una alimentación más balanceada que pueda coadyuvar a tener un mejor control de la enfermedad.
Colaboración de la estudiante de la maestría en ciencias, Diana Josefina León Félix.