En los últimos años, el tipo y la calidad del agua que consumimos son de interés de una vasta mayoría de las personas.
La población en general ha adoptado el consumo rutinario del agua embotellada muy por encima del agua potable; esto, en gran medida, por el sabor que el cloro le ejerce a esta última y por la percepción de que ingerimos agua libre de contaminantes.
La decisión de ingerir agua embotellada ha provocado un incremento en el consumo per cápita en Estados Unidos de América en los últimos años, al pasar de 4.5 galones por persona al año (1984) a más de 17 galones en la última década, mientras que en México el consumo fue de más de mil quinientos litros en 2014 por hogar.
El valor comercial del agua embotellada, en ambos países, es mil veces mayor al agua potable. En Estados Unidos se facturan veintidós mil millones de dólares por concepto de ventas, mientras que en Inglaterra las ventas de agua embotellada se triplicaron en los últimos años; aumento que se tradujo en 230 millones de libras esterlinas. En México, el crecimiento anual ha sido de más del 3% en los últimos años. Anualmente, un hogar en este país gasta alrededor de mil quinientos pesos en agua embotellada (http://www.kantarworldpanel.com/global). Debido a esto, día a día, un gran número de empresas se incorporan a la producción de agua embotellada. Sin embargo, paralelo al valor comercial, se encuentra la inocuidad del producto.
Los microorganismos del agua embotellada
El agua embotellada puede ser cualquier fuente de agua potable que recibe tratamientos físicos (luz ultravioleta) y químicos (cloro, ozono, etc.) y que está libre de agentes infecciosos. Las fuentes pueden ser pozos profundos, deshielos de las montañas o el suministro municipal de agua. Como cualquier otro producto de consumo humano, el agua debe ser procesada, empacada y almacenada aplicando buenas prácticas higiénicas y de manufactura, con el objetivo de reducir los riesgos asociados a la presencia de bacterias.
Sin embargo, se tiene la percepción de que una vez embotellado este recurso el producto será estéril, pero, en realidad, el agua embotellada puede contener grandes cantidades de bacterias, las cuales pueden alcanzar números de hasta cien mil unidades formadoras de colonias por mililitro (UFC/ml). Las fuentes de agua embotellada generalmente contienen poblaciones bacterianas que incluyen las siguientes especies: Achromobacter spp., Aeromonas spp., Flavobacterium spp., Alcaligens spp., Acinetobacter spp., Cytophaga spp., Moraxella spp., y Pseudomonas spp.
Estas bacterias se encuentran en pequeñas cantidades, pero pueden multiplicarse rápidamente durante un envasado y almacenamiento deficiente del agua. Existe mucha controversia sobre el efecto que puedan tener estas bacterias en las personas que las ingieren con el agua embotellada, ya que la mayoría de estos grupos bacterianos no son patógenos para la población en general, pero han sido responsables de infecciones oportunistas en personas inmunodeficientes, recién nacidos/as y personas de la tercera edad.
Normas para el envasado del agua
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (USEPA, por sus siglas en inglés) sugiere que la Cuenta Total Bacteriana (CTB) no debe exceder 500 UFC/ml. De acuerdo a las leyes mexicanas, el agua embotellada no debe contener más de 100 UFC/ml de CTB. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que el agua debe estar libre de Pseudomonas aeruginosa, debido a la vulnerabilidad que presentan niños y niñas y personas de la tercera edad a esta bacteria.
La Asociación Internacional de Agua Embotellada (IBWA, por siglas en inglés) es la autoridad que norma la industria del agua embotellada (www.bottledwater.org/public/model_main.htm) y la National Sanitation Foundation International (NSF) es el organismo auditor más reconocido mundialmente, designado por la IBWA para verificar el cumplimiento de sus normas entre sus asociados (www.nsf.org/bwpi/).
Ambas entidades proveen documentación y distintivos publicitarios en los productos que cumplen dichos lineamientos. La verificación del cumplimiento de los lineamientos de IBWA es una minuciosa revisión de las fuentes de agua empleadas y de las instalaciones y equipo, así como de la aplicación de buenas prácticas de manufactura e higiene, métodos y procedimientos de producción, mecanismos de verificación y control y organización interna de la empresa, entre otros.
Conclusión
El acceso a fuentes de agua de buena calidad sanitaria constituye un requisito básico para la preservación de la salud humana, lo que hace sumamente necesario contar con programas permanentes de inspección de las mismas. Por esto es necesario establecer una serie de medidas con relación a las condiciones sanitarias de los envases que se utilizan para el transporte del agua embotellada.
Se debe tener precaución de la interpretación sobre la significancia de la CTB en agua embotellada. Aunque se ha sugerido que este grupo bacteriano puede ser potencialmente patógeno a segmentos vulnerables de la población, tales como personas inmunodeprimidas, recién nacidos/as y personas de la tercera edad, la posibilidad de infección es baja (una entre diez mil).
Referencias
Warburton et al (1994); Rusin et al (1997); Chaidez (1999).
http://www.kantarworldpanel.com/global
www.bottledwater.org/public/model_main.htm
Colaboración del Dr. Cristóbal Chaidez Quiroz
Laboratorio Nacional para la Investigación en Inocuidad Alimentaria
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD)
Carretera a Eldorado km. 5.5, Culiacán, Sinaloa, Mexico, 80110. Tel. (667) 760-5536
blog.ciad.edu.mx/cms/index.php