La pobreza y su relación con el agua
Durante las últimas tres décadas, el desarrollo sostenible, la pobreza y su relación con el agua han sido una preocupación constante y representan un gran desafío tanto en países desarrollados como en desarrollo. Esto ha llevado al surgimiento del concepto de Pobreza Hídrica (PH), un fenómeno complejo que afecta tanto a países como a hogares y está influenciado por factores como la demografía, la disponibilidad y calidad del agua y la capacidad de costearla y administrarla de manera sostenible.
Este problema tiene un impacto significativo en la calidad de vida, salud, economía y desarrollo sostenible de las comunidades. Se encuentran en pobreza hídrica los hogares que destinan entre el 3% y el 5% de sus ingresos a pagar facturas de agua y alcantarillado, lo que agrava su situación socioeconómica.
¿Cómo se mide la pobreza hídrica?
El Índice de Pobreza Hídrica (IPH), creado por Mlote et al. (2002), es una herramienta para medir la pobreza relacionada con el agua; este evalúa cinco dimensiones: acceso, uso, capacidad socioeconómica, recursos hídricos y conservación ambiental. El índice supera las limitaciones de indicadores centrados en la cobertura y disponibilidad del agua, considerando factores económicos, sociales y ambientales. Su desarrollo permite una evaluación más completa de la pobreza hídrica y, por lo tanto, una mejor comprensión de las necesidades y oportunidades para enfrentar este problema.
Por otro lado, tenemos el concepto de “pobreza multidimensional”, un fenómeno que afecta la dignidad, derechos, necesidades y plena integración social de las personas. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) la define como la experimentación de al menos una de seis carencias sociales: insuficiencia alimentaria, rezago educativo y salud, falta de servicios básicos en la vivienda, inaccesibilidad a la seguridad social, vivienda de mala calidad o falta de espacios adecuados, además de la insuficiencia de ingresos para adquirir los bienes y servicios necesarios.
¿Cómo se relacionan la pobreza hídrica y la pobreza multidimensional?
Tanto el Índice de Pobreza Multidimensional como el Índice de Pobreza Hídrica utilizan en su elaboración los indicadores del desarrollo humano, como son la salud, la educación y los ingresos, y además ambos consideran los índices de rezago social relacionados con la vivienda. Estos últimos se verifican en la dimensión denominada Acceso del Índice de Pobreza Hídrica, con indicadores como el agua entubada y el drenaje. Esta variedad de indicadores comunes establece una estrecha relación entre ambos índices.
La pobreza hídrica en México
Como resultado de una tesis de investigación realizada por María Juliana Olivas Palma, estudiante del doctorado en desarrollo regional del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), bajo la dirección académica del profesor investigador Mario Camberos Castro, se encontró que, a partir de datos públicos de instituciones internacionales y nacionales en un análisis de diecisiete países, México tiene el IPH más desfavorable.
Por otra parte, en el examen de las trece Regiones Hidrológico Administrativas (RHA) de la Comisión Nacional de Agua (Conagua) se halló que la pobreza hídrica más crítica se halla en la RHA-13 Aguas del Valle de México, mientras que los municipios más afectados de la RHA-2 Noroeste son Etchojoa (Sonora) y Uruachi y Témosachi (Chihuahua).
Asimismo, dentro de los principales hallazgos se encontró que, en las regiones con mayor pobreza multidimensional, la prevalencia de la pobreza hídrica es mayor, sin importar si esas regiones poseen los ecosistemas más ricos y la mayor cantidad de agua renovable per cápita o no. La razón de ello resulta simple: las poblaciones no requieren vastas cantidades de agua, sino que exista determinación para que el agua disponible en una región llegue sin interrupciones a todos los habitantes y sea segura, además de políticas públicas que fomenten el desarrollo humano.
Transformaciones necesarias
En el contexto actual de México, es importante diseñar programas académicos en todos los niveles que permitan a la población integrarse al entorno. Esto implica formar profesionales con habilidades en áreas como ciencias, matemáticas, tecnologías de la información, lectura e idiomas, entre otros, para acceder a empleos bien remunerados. Además, es necesario garantizar servicios universales de agua, drenaje y salud, y dirigir los apoyos monetarios a la población vulnerable y con carencias en el ingreso.
En ese sentido, las políticas públicas de los tres órdenes de gobierno deben fortalecer el abastecimiento sostenible del agua para todas las personas, la conservación de los ecosistemas acuáticos y promover y tomar medidas de mitigación y adaptación frente a los efectos del cambio climático, así como políticas públicas universales de salud, educación e ingresos que contribuyan al desarrollo humano.
Colaboración de María Juliana Olivas Palma, estudiante del doctorado en desarrollo regional del CIAD.