Aunque pueda considerárseles como los espacios más inmaculados, los hogares son los lugares con el mayor número de microorganismos patógenos que están identificados como los responsables del cincuenta al ochenta por ciento de las enfermedades diarreicas y respiratorias de las familias mexicanas.
Estudios científicos del Laboratorio Nacional para la Investigación en Inocuidad Alimentaria del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), revelaron que, más allá de los lugares públicos, las casas, las oficinas y las escuelas, son espacios propensos a la proliferación de infecciones.
Con más de cinco años de trabajo de investigación, los especialistas realizaron exámenes de laboratorio y reportaron que la cocina, más que el baño, es el lugar de los hogares donde más se concentran los microorganismos y, por tanto, donde es más susceptible la proliferación de las infecciones.
Cristóbal Chaidez Quiroz, coordinador de dicho laboratorio, explicó en entrevista con Notimex que la preparación de alimentos es un proceso asociado a contaminación, de tal forma que, no obstante que se lleven a cabo medidas extremas de limpieza, hay acciones que se realizan comúnmente que son “caldos de cultivo” para las bacterias.
Agregó que, además de los utensilios de cocina, los objetos con mayor número de bacterias patógenas son las llaves y perillas de las puertas, así como el auricular del teléfono y el control de la televisión.
Así, por ejemplo, se refirió al ya tradicional uso de un recipiente para preparar jabón, y que se utiliza para dejar la fibra con la que se lavan los trastes. Lo que se está generando, detalló, es un cruce de contaminación, porque los residuos de comida permanecen en el agua y se expanden cada vez que se utiliza el estropajo. Detalló que en promedio una esponja contiene 7.2 millones de bacterias, las cuales quedan en los recipientes que se usan para preparar y servir los alimentos.
Destacó que, para evitar este grado de contaminación, sería suficiente agregar dos gotas de cloro concentrado en 250 mililitros de agua durante cinco minutos, para luego sumergir la esponja o trapo en esta mezcla.
Además, consideró necesario “esterilizar” el estropajo (siempre y cuando no sea de aluminio) poniéndolo en el horno dos minutos, así como remplazarlo cada dos o tres semanas.
El investigador y su equipo de trabajo comprobaron también que los utensilios que más albergan bacterias patógenas en la cocina son los trapos y tablas para cortar, sean de madera o de plástico.
Con relación a estas últimas, sugirió tener más de una tabla para cortar, y destinar cada una para cada grupo de alimentos; es decir, para carnes, para frutas y para verdura. Además, enfatizó, es necesario lavar y cepillarlas con agua caliente, sin que sea necesario utilizar cloro, porque este inactiva con la madera.
Chaidez Quiroz dijo que es necesario lavar frutas y verduras durante, al menos, treinta segundos, así como cepillar aquellas de cáscara rugosa, como los melones. En cuento a las lechugas y a todas las hortalizas de hoja, es necesario lavar cada hoja por separado con cloro o desinfectante.
Para evitar la dispersión de las bacterias, el refrigerador, otro elemento indispensable en la cocina, debe mantenerse a una temperatura entre 4 y 5 grados centígrados, así como limpiarlo y desinfectarlo dos veces por semana; se recomiendan productos a base de cloro o de extractos cítricos.
Los virus sobreviven más de 24 horas en objetos y en las manos, y se estima que siete de cada diez personas que tienen una infección viral tienen el virus en sus manos.
Cuando una persona tose o estornuda expulsa las gotas de saliva a una distancia de un metro; el aire y las partículas salen expedidas a una velocidad de más de 120 kilómetros por hora y se expanden en las superficies.
El experto del CIAD, centro de investigación público del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), recordó que las enfermedades gastrointestinales son un problema mundial asociado con la contaminación de los alimentos durante su preparación.
Durante la manipulación de alimentos contaminados se pueden distribuir microorganismos patógenos como Staphylococcus, Salmonella, el virus de la Hepatitis A y el Norovirus hacia las manos y superficies de contacto, así como en los utensilios empleados para su preparación.
Durante el transcurso de nuestras vidas convivimos diariamente no sólo con miles, sino con millones de diversos grupos microbianos que pululan en la cocina, en el baño del hogar, en los pupitres de la escuela, así como en el escritorio y teclado de la computadora de la oficina”, comentó.
El experto sugirió limpiar y desinfectar con frecuencia los diferentes espacios del hogar, el espacio de mayor convivencia familiar.
Colaboración de la Agencia de Noticias Notimex.