Muchas personas desearían encontrar una solución inmediata o una sustancia mágica para prevenir las enfermedades. Sabemos que eso no es posible; sin embargo, actualmente se están estudiando varios compuestos que han sido propuestos como posibles candidatos para prevenir algunas enfermedades crónicas; entre estos compuestos están los fitoestrógenos.
Los fitoestrógenos se encuentran principalmente en las plantas y pueden definirse como cualquier sustancia que provoca respuestas biológicas en los vertebrados y que puede imitar las acciones de los estrógenos del organismo; es decir, tienen una estructura muy similar a las hormonas femeninas. Así, se les ha relacionado con posibles efectos benéficos en la salud de los seres humanos, aunque hace falta llevar a cabo más estudios que lo confirmen.
Los fitoestrógenos están presentes en los alimentos como mezclas, entre los cuales están las llamadas isoflavonas que se encuentran principalmente en la soya y son las más estudiadas. Entre los alimentos fuentes de fitoestrógenos se encuentran la soya ya mencionada, los vinos, las nueces, el frijol, las lentejas, la alfalfa, linaza, moringa, los cereales integrales, así como algunas frutas y verduras como los arándanos (Figura 3), así como las frambuesas, moras, uvas, el apio, las espinacas y la cebolla.
Las isoflavonas y otros fitoestrógenos se encuentran disponibles también como suplementos en cantidades superiores a las encontradas en los alimentos a base de soya. Sin embargo, no existe información suficiente para recomendar un determinado consumo de fitoestrógenos, por lo que debe considerarse el uso de los suplementos y no consumirlos en exceso.
Muchos estudios han evaluado la relación del consumo de fitoestrógenos con algunas enfermedades en humanos, entre las que se encuentra el cáncer mamario. El interés inicial de los efectos benéficos de los fitoestrógenos, en especial de las isoflavonas, se orientó a su actividad estrogénica debido a que tienen funciones muy similares a los estrógenos presentes en el organismo, sólo que son 50 veces menos activas que éstos. De hecho, y debido a esta función, los fitoestrógenos están considerados en la prevención de diferentes tipos de cáncer dependientes de hormonas como los de mama, próstata y endometrio.
Los estudios que han explorado la relación entre el consumo de fitoestrógenos, como las isoflavonas y los lignanos, y el riesgo de cáncer de mama, se han llevado a cabo en mujeres asiáticas, donde se ha observado que estos compuestos parecen tener un efecto protector contra ese cáncer. Sin embargo, también en otros estudios en poblaciones occidentales no se ha podido comprobar el efecto benéfico que se les atribuye. De ahí que este es un tema que todavía se encuentra en investigación.
Existe un único estudio sobre este tema en mujeres mexicanas, el cual evaluó la relación entre el consumo de alimentos como la cebolla, lechuga, manzana, espinaca y el té, entre otros que contienen fitoestrógenos, y el riesgo de cáncer de mama. Se encontró que el consumo de más de una rebanada de cebolla por día tiene un efecto protector contra el riesgo de la enfermedad. También se mostró un efecto similar de un consumo de más de media taza de espinacas y más de una hoja de lechuga por día en mujeres que todavía no presentaban la menopausia.
El resveratrol, que es un fitoestrógeno que se encuentra principalmente en el vino tinto, se ha estado estudiando últimamente y pudiera tener un efecto quimiopreventivo en el desarrollo de cáncer en la piel de ratones y en la prevención de cáncer de colon en animales, aunque su acción en otros tipos de cáncer necesita ser investigada con más detalle antes de hacer recomendaciones a nivel clínico.
Podemos concluir que el tema de los fitoestrógenos es interesante, pero todavía no existe evidencia suficiente ni concluyente del potencial preventivo y terapéutico de estos compuestos. La divulgación de las propiedades de los fitoestrógenos ha aumentado el interés, sobre todo entre las mujeres, que buscan consumir productos, complementos o alimentos con alto contenido en fitoestrógenos. Sin embargo, es necesario puntualizar que no se conoce la cantidad mínima requerida para lograr efectos benéficos en la salud y que el consumo excesivo de fitoestrógenos también puede resultar contraproducente. Se requieren más investigaciones para determinar la seguridad en el consumo de estos compuestos.
Finalmente, hay que puntualizar que ningún alimento o nutriente por sí sólo es el milagro nutricional, y que la clave para tener una alimentación saludable consiste en la combinación adecuada de alimentos y nutrientes en la alimentación diaria.
Por Graciela Caire Juvera* (CIAD)
Para ampliar su información:
Octavio L. Pérez Luzardo, Luis Domínguez Boada y Manuel Zumbado Peña “Fitoestrógenos y cáncer“. Biocáncer 2, 2004
“Fitoestrógenos y cáncer de mama“.
Fitoestrógenos, en esta página y en esta otra.
* La Dra. Graciela Caire Juvera es investigadora titular C en el Departamento de Nutrición Pública y Salud de la Coordinación de Nutrición del Centro de Investigación en alimentación y Desarrollo (CIAD), ubicado en Hermosillo, Sonora.