La falta de inversión en ciencia y tecnología y de medidas preventivas eficaces reduce las posibilidades de triunfar ante los endémicos embates del mosquito Aedes aegypti.
Los casos de dengue, chikungunya y otras enfermedades hemorrágicas de origen viral, que usan al citado mosquito como vector, se multiplicarán en Sinaloa, causando graves afectaciones a la salud de la población y a la economía de la región.
Sinaloa registró el primer caso de dengue en los años ochenta. Han pasado más de treinta años y, como todos los años, en lo que va del 2016, resurgen los casos de dengue clásico y hemorrágico, y recientemente la fiebre chikungunya. A pesar del avance de la enfermedad y la propagación de estos virus por todo el estado, Sinaloa carece de una estrategia efectiva de combate contra el mosquito, pero sobre todo de bases científicas que sustenten formas innovadoras de prevención. Por lo tanto, después de treinta y tres años de dengue, Sinaloa se mantiene al acecho del mosquito, el cual año con año se prolifera de la mano del cambio climático y de las inminentes variedades resistentes que se establecen en la región.
Las cifras
Según cifras proporcionadas hace dos años por las autoridades de salud del estado de Sinaloa, para el combate al dengue el gobierno federal destina a Sinaloa poco más de 64 millones anuales, a través de diversos programas. De ese total, 32 millones de pesos se utilizan para la compra del abate, un plaguicida organofosforado prohibido en algunos países, y 16 millones 588 mil se destinan al pago de brigadistas que visitan casa por casa, repartiendo abate y tratando de concientizar a la ciudadanía; el resto de los recursos se emplea en gastos operativos.
Aun cuando los programas de descacharrización y la abatización son continuos, han fracasado en detener el avance del mosquito. Prueba de esto es la vigencia de Sinaloa en los primeros lugares a nivel nacional en casos de dengue. Y las preguntas que surge aquí son: ¿qué alternativas, qué soporte de investigación tenemos?
Las alternativas existen
Una propuesta sencilla pero de gran impacto en el mediano y largo plazo sería que un quince por ciento anual de ese recurso que Sinaloa recibe para combatir el dengue se destinara para crear un fondo de investigación en enfermedades transmitidas por vectores. Con esto, al cabo de algunos años Sinaloa estaría a la vanguardia nacional e internacional, generando desarrollos innovadores cristalizados en medidas preventivas, vacunas, medicamentos, etc.
Un ejemplo tangible es Brasil, uno de los países líderes en casos de dengue. Este país decidió invertir en ciencia y tecnología y actualmente se están generando estrategias innovadoras como la introducción de una especie bacteriana (Wolbachia) en mosquitos Aedes Aegypti, lo cual evita la transmisión del dengue. En África y otras regiones endémicas de Malaria o Fiebre Amarilla se perfeccionó la tecnología de aplicación de un plaguicida mejorado a través de redes o mosquiteros impregnados con este producto para reducir los riesgos de contaminación ambiental y para atacar mosquitos resistentes a los organofosforado (abate).
En conclusión, considero que la estrategia local está rebasada. No podemos pasarnos los años con la misma rutina que ha sido ineficiente a todas luces. Es necesario invertir en ciencia, tecnología e innovación como lo hacen otras regiones del mundo, de lo contrario siempre estaremos al acecho de los mosquitos… Bueno, eso es lo que yo opino, ¿y usted?
Colaboración del Dr. Cristóbal Cháidez Quiroz
Laboratorio Nacional para la Investigación en Inocuidad Alimentaria
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD)
Carretera a Eldorado km. 5.5, Culiacán, Sinaloa, México, 80110. Tel. (667) 760-5536
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