¡Mejor solo que mal acompañado! Combinaciones de alimentos que causan malestar gastrointestinal
Seguramente ha escuchado que no debe comer sandía con leche o pescado con leche porque puede caer mal al estómago. Pero ¿esto es cierto? ¿Hay alimentos que combinados con otros pueden provocar malestar gastrointestinal?… No y sí. Estas combinaciones de alimentos, en general, no provocan problemas gastrointestinales, pero sí existen aquellas que los pueden causar.
La digestión es un proceso complejo en el que se transforman los alimentos en nutrientes más o menos sencillos, que nuestro cuerpo puede asimilar y aprovechar para diversas funciones. Se inicia desde la masticación e incluye diversas etapas, donde participa el ácido estomacal, algunas enzimas y otras sustancias, de tal forma que se pueden obtener aminoácidos y péptidos de las proteínas, mono y disacáridos de los carbohidratos, ácidos grasos de las grasas, y vitaminas y minerales, que se encuentran en las matrices complejas de los alimentos.
Los elementos que forman parte del proceso digestivo están muy bien orquestados, responden a señales y estímulos que se inician tras ingerir los alimentos. Sin embargo, la composición y calidad de los alimentos que consumimos, así como sus combinaciones, pueden afectar el funcionamiento y la salud del tracto digestivo, pudiendo causar indigestión, reflujo, acidez, distensión abdominal y gases, entre otros síntomas gastrointestinales.
A continuación, presentamos algunas combinaciones de alimentos que podrían provocar molestias:
Frijoles y bebidas gaseosas: los frijoles tienen carbohidratos que no podemos digerir, por lo que llegan al colon y son fermentados por las bacterias de la microbiota intestinal, produciendo gases. Si a esto le sumamos el efecto irritante y el gas que contienen las bebidas carbonatadas, probablemente presentemos mayor incomodidad, distensión abdominal o flatulencias después de consumir esta combinación de alimentos.
Además, algo no menos importante es que los fosfatos, un aditivo presente en los refrescos de cola, forman complejos insolubles con el hierro, impidiendo su absorción.1 Lo anterior nulifica uno de los beneficios nutricionales que tiene el incluir frijoles en nuestra dieta.
Café y harinas refinadas: ¿a quién no se le antoja un café con pan dulce para el desayuno o en la tardecita después de comer? Pero, si somos propensos a la acidez y reflujo, quizás tengamos que pensarlo dos veces antes de consumirlos. El consumo habitual de café se ha asociado con una menor presión de la válvula inferior del esófago, lo que provoca que los ácidos estomacales puedan subir desde el estómago, causando acidez o ardor. Además, la cafeína estimula la producción de ácido estomacal .2 Por su parte, el consumo elevado de carbohidratos también se ha relacionado con mayor frecuencia de reflujo.3 Pero aquí la atención debe centrarse en evitar el consumo de panes y pastelillos industrializados que se elaboran a partir de harinas refinadas, que no aportan fibra, y a los que se les añaden elevadas cantidades de grasa y azúcares.
Es importante considerar que el reflujo también puede relacionase con el consumo de alimentos muy condimentados o grasosos, cerveza, vino y alcohol en general, bebidas gaseosas, café y chocolate, entre otros. Además de que las personas con sobrepeso son más propensas a padecer reflujo.2
Alimentos ricos en grasa y proteína de origen animal: el consumo elevado de alimentos ricos en proteínas y, sobre todo, de grasas, hacen más lento el vaciado del estómago. Cuando se ingieren de forma muy abundante y frecuente pueden causar síntomas como pesadez, sensación de estar muy lleno(a), indigestión, ardor o dolor abdominal, eructos e, incluso, reflujo. Para evitar estos síntomas se recomienda equilibrar la dieta, aumentando el consumo de vegetales y fibra y evitar las grasas, además de que las comidas no sean excesivamente abundantes.4 Así que la próxima vez que vayamos a comer una carnita asada, hay que recordar acompañarla con una buena ensalada, rábanos, nopales y pepinos, que ayuden a aumentar el consumo de vegetales.
Cerveza y comidas muy especiadas o picantes: el consumo de cerveza y otras bebidas alcohólicas, como vinos y licores, provoca síntomas de reflujo tanto en personas propensas como en las que no lo son.5 El alcohol, por sí mismo, es una sustancia agresiva y puede influir directamente sobre la función de la válvula inferior del esófago, dañar la capa mucosa que recubre el esófago y el estómago, e inducir una secreción anormal de ácido estomacal, lo que provocaría síntomas de reflujo, acidez y dolor abdominal.6
Si a lo anterior le sumamos que generalmente el consumo de bebidas alcohólicas, como la cerveza, suele acompañarse con comidas o botanas muy especiadas y ricas en grasas, tenemos la combinación perfecta para irritar la mucosa gástrica y provocar síntomas gastrointestinales. Ten esto en cuenta la próxima vez que vayas a pedir unas alitas o “boneless” con salsa de chile habanero para acompañar tu cerveza.
Productos con edulcorantes artificiales u otros sustitutos de azúcar: en busca de reducir el consumo de azúcar y calorías, es común optar por productos “light”, pensando que son más saludables. Sin embargo, su consumo frecuente puede provocar síntomas gastrointestinales debido a su contenido de edulcorantes artificiales o sustitutos de azúcar. Por ejemplo, el xilitol que se encuentra comúnmente en chicles puede causar gases y diarrea. En el caso de la sucralosa, aspartame, acesulfame K y la sacarina, muy usados en refrescos y bebidas, no hay evidencia suficiente de que causen síntomas gastrointestinales, pero se sabe que incrementan la secreción de hormonas que controlan el movimiento intestinal. Además, los edulcorantes pueden afectar el balance de la microbiota intestinal, teniendo un efecto proinflamatorio, que prolongaría los síntomas gastrointestinales7.
Para reducir la probabilidad de experimentar malestares gastrointestinales se sugieren algunas prácticas como comer en porciones controladas para prevenir la sobrecarga del sistema digestivo. Además, es muy importante evitar combinaciones de alimentos que, por experiencias previas, sabemos que nos causan problemas. Siempre teniendo en cuenta que nuestra dieta debe equilibrarse, incluyendo los distintos grupos de alimentos, para lograr una óptima nutrición.
Referencias:
1 Wu, H., Guo, T., Li, S., Zhao, Y. y Zeng, M. (2021). Orthophosphate affects iron (III) bioavailability via a mechanism involving stabilization and delivery of ferric hydroxide-phosphate nanoparticles. Food Chem., 347: 129081. doi: 10.1016/j.foodchem.
2 Nehlig, A. (2022). Effects of coffee on the gastro-intestinal tract: a narrative review and literature update. Nutrients, 14(2): 399. doi: 10.3390/nu14020399.
3 Wu, K.L., Kuo, C.M., Yao, C.C., Tai, W.C., Chuah, S.K., Lim, C.S. y Chiu, Y.C. (2018). The effect of dietary carbohydrate on gastroesophageal reflux disease. J Formos Med Assoc,117(11): 973-978. doi: 10.1016/j.jfma.2017.11.001.
4 Martín-Aragón, S. (2006). Dispepsia funcional. Pautas nutricionales. Farmacia Profesional, 20(10): 50-55.
5 Seidl, H. y Pehl, C. (2009) The effect of beer and other alcoholic beverages on the esophagus with special reference to gastroesophageal reflux. Beer in health and disease prevention. Academic Press, pp. 567-575.
6 Chen, S.H., Wang, J.W. y Li, Y.M. (2010). Is alcohol consumption associated with gastroesophageal reflux disease? J Zhejiang Univ Sci B,11(6): 423-8. doi: 10.1631/jzus.B1000013.
7 Bueno-Hernández, N., Vázquez-Frías, R., Abreu, Y., Abreu, A.T., Almeda-Valdés, P., Barajas-Nava, L.A., Carmona-Sánchez, R.I., Chávez-Sáenz, J., Consuelo-Sánchez, A., Espinosa-Flores, A.J., Hernández-Rosiles, V., Hernández-Vez, G., Icaza-Chávez, M.E., Noble-Lugo, A., Romo-Romo, A., Ruiz-Margaín, A., Valdovinos-Díaz, M.A. y Zárate-Mondragón, F.E. (2019). Review of the scientific evidence and technical opinion on noncaloric sweetener consumption in gastrointestinal diseases. Rev Gastroenterol Mex, 84(4): 492-510. doi: 10.1016/j.rgmx.2019.08.001.
Autora: Sandra V. Aguayo Patrón, académica de la Coordinación de Nutrición del CIAD.