Margarita Peralta-Quiñonez y Beatriz Olivia Camarena-Gómez
Las semillas campesinas son el origen de los procesos de soberanía alimentaria y de las redes alimentarias que han sido base y sustento de la humanidad; sin duda, están presentes en toda cadena alimentaria industrial
Lo preocupante hoy en día es que esa cadena alimentaria que va del campo al supermercado hasta llegar a la mesa del consumidor final, se ha visto dominada por empresas trasnacionales.1 Esta situación se puede reforzar en los próximos años en el contexto político mundial, tomando en cuenta los cambios que está provocando la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos: las grandes trasnacionales que dominan el mercado de alimentos están esperando que se apruebe la fusión más grande de agronegocios en la historia, Monsanto y Bayer, lo que les daría el control de una tercera parte del mercado global de semillas y una cuarta parte del mercado global de pesticidas; Syngenta, DuPont, Dow y ChemChina también buscarán fusiones.2
La soberanía alimentaria de la mayoría de los países del orbe será gravemente afectada con tales procesos de concentración económica.
Para lograr la soberanía alimentaria se tiene que empezar a reforzar la autosuficiencia alimentaria, lo cual no es fácil; involucra problemas por demás complejos señalados por la propia Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Este Organismo plantea que un país presenta vulnerabilidad alimentaria cuando el 25% de los alimentos que se consumen provienen del exterior,3 y México está en un 60% de importación de alimentos.4 Datos proporcionados por Suárez (2010) daban cuenta de que el país importaba 20 mil millones de dólares de alimentos por medio de empresas estadounidenses (40% de la demanda nacional) y que la mayor parte de los 30 mil millones del valor de la producción agroalimentaria doméstica era controlada por 20 grandes trasnacionales.5
La incertidumbre que representa esta realidad obliga a revisar y a evaluar las habilidades y fortalezas del país en materia de seguridad alimentaria.
Aquella utopía de construir muchas y variadas comunidades sostenibles logradas por varios caminos diferentes, es hoy en día un llamado apremiante.
Los problemas de desnutrición y obesidad por falta de alimentos sanos y exceso de alimentos industrializados son cada vez más evidentes.6 Una alternativa agroecológica que bien puede coadyuvar a mejorar la calidad de los alimentos que consumen las familias campesinas y la mayor parte de las familias del país la constituye la construcción de huertos familiares basados en el método de cultivo biointensivo.7 Son varias las bondades de esta práctica agroecológica: permite la producción de alimentos sanos, fortalece la autosuficiencia alimentaria familiar, contribuye a cambiar patrones de consumo, genera ingresos económicos y coadyuva a la soberanía alimentaria, entre otros. De ahí la conveniencia de retomar esta y otras prácticas agroecológicas en los procesos de educación ambiental in situ que se pueden llevar a cabo en las escuelas pero también a nivel comunitario. En este ámbito, la educación ambiental in situ, es fundamental escuchar y dar voz a los sujetos participantes, reconocer sus capacidades, conocimientos y experiencias en el manejo sostenible de los recursos: la tierra, las semillas, el campo. Esto va de la mano con empoderar a los pobladores de las comunidades rurales para que ellos mismos expliciten y defiendan lo que consideran adecuado para mejorar y transformar su propia realidad. Es momento de apostar a ese saber local como cimiento de la soberanía alimentaria para afrontar un sistema alimentario industrial que tiende a debilitar cada vez más la calidad de vida de la población, y con ello la posibilidad de avanzar en los postulados que marca el desarrollo local sostenible.
Fuentes
1 Ribeiro, Silvia. 2014. La hora de las semillas. La jornada, 9 de abril de 2014. Disponible a 12 de junio de 2014 en la dirección: http://www.jornada.unam.mx/archivo_opinion/autor/front/68/40868#sthash.O8g1gmeg.dpuf.
2 Kruzic, Ahna y Eric Holt-Giménez. 2017. Más allá de Trump: cómo la privatización de la presidencia por un billonario afectará nuestros alimentos.
Food First. 01.21.2017. Consultado el 13 de febrero de 2017. Disponible en https://foodfirst.org/mas-alla-de-trump-como-la-privatizacion-de-la-presidencia-por-un-billonario-afectara-nuestros-alimentos/.
3 González Chávez, Humberto y Alejandro Macías Macías. 2007. Citado en “Saberes y razones. Vulnerabilidad alimentaria y política agroalimentaria en México”. Desacatos, núm. 25. México, sep./dic., p. 55.
4 El Financiero. 2016. México independiente… pero no en sus alimentos. El Financiero, 6 de septiembre. Sección Economía.
5 Suárez, Víctor. 2010. De Conasupo a Cargill o cómo transferir la soberanía alimentaria a los monopolios privados. La jornada del campo, núm. 30. 13 de marzo de 2010. Director Ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productos del Campo (ANEC). http://www.jornada.unam.mx/2010/03/13/monopolios.html.
6 Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud. 2015. Los alimentos ultra procesados son motor de la epidemia de obesidad en América Latina, señala un nuevo reporte de la OPS/OMS. Consultado el 14 de febrero de 2017. Disponible en http://www.paho.org/uru/index.php?option=com_content&view=article&id=977;los-alimentos-ultra-procesados-son-motor-de-la-epidemia-de-obesidad-en-america-latina-senala-un-nuevo-reporte-de-la-opsoms&Itemid=340.
7 Guerrero Leal, María Yadira, Estrella Chulím, Gabriel Néstor, Dora Ma. Sangerman-Jarquín, Leobardo Jiménez Sánchez y Luciano Aguirre Álvarez. 2015. “Producción de alimentos en huertos familiares con camas biointensivas, en Españita, Tlaxcala”. Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas. [en linea] (mayo-junio). Consultado el 14 de febrero de 2017. Disponible en http://www.redalyc.org/pdf/2631/263138103010.pdf.