Todos sabemos que las bacterias pueden causarnos enfermedades. Sin embargo, los científicos cada vez encontramos más especies benéficas para el ser humano. Las bacterias del intestino, por ejemplo, nos ayudan a digerir la comida y contribuyen a mantener la salud. Otras son utilizadas en diversas industrias, siendo la base para la biotecnología. En agricultura, las bacterias sirven para dar nutrientes a las plantas, degradar sus desechos, ayudarles a crecer mejor y combatir plagas y enfermedades. En muchas partes del mundo se utilizan bacterias como biofertilizantes y biopesticidas, que son cultivos de estos microorganismos que se aplican directamente a las plantas o al suelo. En el Centro de Investigación en Agrobiotecnología Alimentaria (Cidea), en Pachuca, buscamos nuevas bacterias que puedan ayudar a las plantas, para sustituir agroquímicos y lograr una agricultura más sustentable. Para ello, enfocamos nuestra atención a las milpas tradicionales de Hidalgo. ¿Por qué nos interesan las milpas?
Estos sistemas agrícolas se han mantenido productivos por miles de años, sin la necesidad de utilizar fertilizantes, pesticidas u otros agroquímicos. En las milpas hay una gran diversidad de plantas, insectos, hongos y otros seres vivos que mantienen un equilibrio y previenen el desarrollo de plagas y enfermedades. Las bacterias son un elemento fundamental en este equilibrio, al ayudar a nutrir las plantas y atacar organismos dañinos, evitando que las plantas se enfermen. En Hidalgo, hemos encontrado milpas que conservan las prácticas agrícolas ancestrales. Por ejemplo, en la región hñähñú del Alto Mezquital y en la Huasteca Hidalguense algunos agricultores siguen las prácticas heredadas a lo largo de las generaciones, cultivando una gran diversidad de plantas, sin utilizar agroquímicos, y tolerando el crecimiento de muchos quelites y plantas medicinales. ¿Podemos recuperar los microorganismos que se encuentran en los suelos de las milpas y aprovecharlos para una agricultura más sustentable?
En el Cidea tenemos una línea de investigación para recuperar este tesoro microbiológico. Para ello, utilizamos tecnologías de vanguardia para estudiar las comunidades de bacterias que habitan en las milpas, y así poder encontrar nuevas aplicaciones de estos microorganismos en agricultura. Las bacterias, al igual que los seres humanos, y todos los demás seres vivos, guardan su información genética en el ADN. Por lo tanto, si analizamos el ADN que se encuentra en el suelo, podemos conocer los microorganismos que viven en este ambiente, incluyendo las bacterias. Utilizando esta técnica hemos encontrado que las plantas de maíz seleccionan grupos específicos de bacterias alrededor de sus raíces. Entonces, tenemos el reto de encontrar cómo interactúan estas bacterias con las plantas y cuáles pueden ser útiles para usarlas como biofertilizantes o biopesticidas. Hemos cultivado algunos de estos microorganismos, y observamos que pueden detener el crecimiento de un hongo que causa enfermedad en las plantas. Posiblemente estas bacterias puedan ser utilizadas como biopesticidas para controlar dicho hongo. Al comparar suelos de milpas con condiciones ambientales muy contrastantes, como el Alto Mezquital (clima templado, a más de 2,000 metros de altitud) con las de la Huasteca (clima tropical, cercano al nivel del mar), encontramos que, a pesar de que hay diferencias en las bacterias que ahí habitan, también hay grandes similitudes. ¿Pueden las bacterias que se encuentran en milpas de ambos ambientes, tan diferentes entre ellos, jugar un papel importante para las plantas? Esta es una de las muchas preguntas que pretendemos resolver.
Colaboración de Eneas Aguirre von Wobeser, investigador cátedras Conacyt adscrito al Centro de Investigación y Desarrollo en Agrobiotecnología Alimentaria (CIDEA), consorcio Conacyt al que pertenece el CIAD.
Texto originalmente publicado en https://www.milenio.com/opinion/varios-autores/ciencia-tecnologia/milpas-de-higalgo-un-tesoro-microbiologico.