El consumo de cereales comerciales ultraprocesados se ha promovido a través de la publicidad masiva como un hábito dietario saludable, pero, ¿qué dice la ciencia al respecto? Científicos del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) nos comparten su opinión.
Ana María Calderón de la Barca y Heliodoro Alemán Mateo, ambos profesores de la Coordinación de Nutrición del CIAD, coinciden en que es necesario, en primera instancia, puntualizar que el “cereal” no son solo los productos de hojuelas de maíz o arroz inflado que se venden en caja. También son cereales todos aquellos granos como la avena, cebada y trigo, que pueden encontrarse descascarillados o en forma integral. Algunos de estos están incluidos, después de mucho procesamiento, en los “cereales” de caja.
Los académicos concuerdan en que, a través de los medios de comunicación, se ofrece la idea de que desayunar o cenar cereal comercial diariamente es un hábito saludable, que puede favorecer al control de peso y que, incluso, puede representar un aperitivo entre comidas o como postre. Sin embargo, esto dista de ser necesariamente cierto.
Explicaron los especialistas que los “cereales” comerciales de maíz y arroz suelen caracterizarse por su alto contenido calórico, en particular por su gran aporte de azúcares y bajo o nulo contenido de fibra dietética. Aunque se promueven con propaganda de “adicionados con vitaminas, minerales, proteínas y fibra”, no brindan un aporte nutricional adecuado de proteína y fibra dietética; de hecho, tienen más fibra los frijoles y la fruta, como una pera o una naranja.
La información es saludable
Tampoco se trata de satanizar a los “cereales” comerciales como dañinos para la salud o que deban de evitarse a toda costa, aunque sí es pertinente enfatizar que no deben ser la base de la alimentación. Pueden formar parte de una alimentación donde haya frutas, verduras, proteína animal y leguminosas, señalaron. En otras palabras, si el desayuno o la cena es solo un plato de cereal con leche, es un platillo muy incompleto.
Por lo anterior, recomendaron consultar el Plato del Bien Comer, una guía que orienta con mucha claridad cómo debe de conformarse una alimentación equilibrada.
Recalcaron que es muy importante que, a pesar de que los cereales procesados de maíz y arroz sean de las comidas favoritas de los niños, no se les debe proporcionar diariamente. Especialmente deben evitarse aquellos que se ofertan como “papillas” o primeros alimentos para menores de dos años, debido a su composición desbalanceada.
Asimismo, es importante que la primera opción no sea ofrecer dichos productos, sino cereales como avena integral, cebada o mezcla de granos con frutos secos (granola sin azúcar), y mezclada con fruta fresca en trozos, como manzana o plátano, además de la leche.
Por último, los investigadores indicaron que el consejo de procurar los alimentos en su forma natural y que sean propios de la región no se restringe solo a los cereales, sino a todo lo que conforma nuestra dieta. La naturaleza ofrece, a través de los alimentos, vitaminas, proteínas, minerales, lípidos o grasas, fibra y carbohidratos, los cuales son necesarios para tener un buen estado de nutrición y salud.