La falta de inversión en ciencia y tecnología, además de la ausencia medidas preventivas eficaces, reduce las posibilidades de triunfar ante los endémicos embates del mosquito Aedes aegypti.
Los casos de dengue, chikungunya y otras enfermedades hemorrágicas de origen viral, que usan al citado mosquito como vector, se multiplicarán en Sinaloa y causarán graves afectaciones a la salud de la población y a la economía de la región.
Sinaloa registró el primer caso de dengue en la década de los ochenta. Han pasado más de treinta años y, como es usual, en lo que va de 2015 resurgen los casos de dengue clásico y hemorrágico y recientemente también de la fiebre chikungunya.
A pesar del avance de la enfermedad y la propagación de estos virus por todo el estado, Sinaloa carece de una estrategia efectiva de combate contra el mosquito, pero sobre todo de las bases científicas que sustenten formas innovadoras de prevención. Por lo tanto, después de 33 años de dengue, Sinaloa se mantiene al acecho del mosquito, el cual año con año prolifera de la mano del cambio climático y de las inminentes variedades resistentes que se establecerán en la región.
Las cifras
Según cifras proporcionadas por las autoridades de salud del estado de Sinaloa, durante la comparecencia de su titular en el Congreso del Estado hace un par de años, se tiene lo siguiente: el gobierno federal destina a Sinaloa poco más de 64 millones anuales para el combate al dengue a través de diversos programas. De ese total, 32 millones de pesos se utilizan para la compra del abate, un plaguicida organofosforado prohibido en algunos países, y 16 millones 588 mil se destinan al pago de brigadistas, quienes recorren casa por casa, reparten abate y tratan de concientizar a la ciudadanía sobre medidas de prevención; el resto de los recursos se emplea en gastos operativos.
Aun cuando los programas de “descacharrización” y “abatización” son programas continuos, han fracasado en detener el avance del mosquito; prueba de esto es la vigencia de Sinaloa en los primeros lugares a nivel nacional en casos de dengue. Esta situación propone un par de preguntas: ¿qué alternativas? ¿qué soporte de investigación tenemos?
Las alternativas existen
Una propuesta sencilla pero de gran impacto en el mediano y largo plazo sería que, anualmente, un 15% del recurso que Sinaloa recibe para el combate de estas enfermedades se destinara para crear un fondo de investigación en enfermedades transmitidas por vectores. Con esto, al cabo de algunos años Sinaloa estaría a la vanguardia nacional e internacional con la posibilidad de generar desarrollos innovadores cristalizados en medidas preventivas, vacunas, medicamentos, etc.
Un ejemplo tangible es Brasil, uno de los países líderes en casos de dengue. Este país decidió invertir en ciencia y tecnología y actualmente genera estrategias innovadoras como la introducción de una especie bacteriana (Wolbachia) en mosquitos Aedes aegypti, la cual evita la transmisión del dengue. En África y otras regiones endémicas de malaria y fiebre amarilla se optimizó la tecnología de aplicación de un plaguicida mejorado a través de redes o mosquiteros impregnados con este producto para reducir los riesgos de contaminación ambiental y para atacar mosquitos resistentes a los organofosforado (abate).
En conclusión, considero que la estrategia local está rebasada. No podemos pasarnos los años con la misma rutina que ha sido claramente ineficiente. Es necesario invertir en ciencia, tecnología e innovación, como lo hacen otras regiones del mundo, de lo contrario siempre estaremos al acecho de los mosquitos… Bueno, eso es lo que yo opino, ¿y usted?
Colaboración del Dr. Cristóbal Chaidez Quiroz
Laboratorio Nacional para la Investigación en Inocuidad Alimentaria
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD)
Carretera a Eldorado km. 5.5, Culiacán, Sinaloa, Mexico, 80110. Tel. (667) 760-5536