Los niños migrantes experimentan altos niveles de estrés, tanto en su travesía a través de México como en Estados Unidos, afirmó el investigador del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (Ciad), Jesús Laborín Álvarez.
Ante la noticia de que el gobierno estadounidense, como parte de su marco legal de política migratoria, retiene en concentraciones especiales a menores de edad, cuyos padres fueron detenidos por estar ilegalmente en el país, el experto en psicología social se refirió a las consecuencias en la salud mental que los niños y niñas pueden enfrentar.
El académico explicó que, en los estudios en los que ha participado, donde se han observado, entrevistado y aplicado escalas estructuradas a niños y niñas indígenas migrantes del sur de México, que viven de manera temporal o definitiva en las distintas zonas agrícolas de Sonora, los menores refieren haber sido víctimas de discriminación por parte de niños y adultos mestizos, por su acento en el habla, rasgos físicos y vestimenta.
En los casos de las y los infantes inmigrantes que están en Estados Unidos, se puede afirmar que estos enfrentan diversas situaciones mayores de discriminación y rechazo. De hecho, hay estudios que señalan que se mantienen con miedo constante, que no logran adaptarse y, en consecuencia, su bienestar psicológico se ve disminuido.
Un menor que es separado de sus padres de forma abrupta y violenta, y que es llevado a la fuerza a centros de detención y contenido en mallas metálicas, como lo ha hecho el gobierno norteamericano, necesariamente sufre algún trastorno psicológico, como ansiedad y depresión, indicó el científico social.
Asimismo, señaló que el estrés, el sentimiento de pérdida y el desamparo por los que actualmente atraviesan los 2,342 niños detenidos, según cifras oficiales de EE.UU., hace necesario que reciban con urgencia atención psicológica, aunque lo más importante es que se reúnan nuevamente con sus padres.
Laborín Álvarez comentó también que, a nivel intrapersonal, esta noticia nos debe servir como sociedad para ser realmente sensibles respecto al fenómeno de la migración y al trato que le damos a los menores, hombres, mujeres y familias migrantes en condición de tránsito o establecidos; por ello, agregó, debería ser nuestra obligación establecerles condiciones seguras y de menor riesgo o costo psicológico para alcanzar sus objetivos de vida.
“Hay que estar conscientes de que situaciones igualmente lamentables ocurren dentro de México, con familias sudamericanas que recorren todo el país en búsqueda del sueño americano”, concluyó.