¿Nuestros alimentos contienen plaguicidas?
Todos los alimentos, especialmente las frutas y hortalizas contienen residuos de plaguicidas. Aunque la cantidad de estos no representa un riesgo para la salud de los consumidores, podemos hacer más por reducir la ingesta, explicó Pedro de Jesús Bastidas Bastidas, académico del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD).
A través de una entrevista radiofónica, el profesor de la Coordinación Regional Culiacán del CIAD indicó que existen diferentes técnicas de análisis de residuos de plaguicidas en alimentos y que en el Centro se cuenta con cromatógrafos de líquidos acoplados a espectrometría de masas, que en una sola corrida pueden detectar alrededor de cuatrocientos ingredientes activos que se utilizan como plaguicidas.
Una de las razones por las que los plaguicidas se dispersan con gran amplitud es que para el control de las plagas en los cultivos se utilizan compuestos que no tienen una aplicación focal; es decir, se calcula que del cien por ciento del producto que se rocía en las plantas, solo el uno por ciento es el necesario para atacar y exterminar la plaga, debido a que no se tiene cautivo al insecto o patógeno invasor.
Debido a lo anterior, una gran cantidad de plaguicidas permanece en el fruto y en la biomasa (follaje), otra parte cae al suelo o al agua o se lo lleva el viento a varios kilómetros; de hecho, se han encontrado residuos de plaguicidas en los polos del planeta, aseveró Bastidas Bastidas.
Los restos de plaguicidas también llegan de forma indirecta a otros alimentos, como la carne de ganado (mediante los cereales y forrajes que consumen los animales bioacumulándose en su organismo) y, posteriormente, llegan a los consumidores a través de sus derivados, como la leche, queso, carne y grasa, entre otros.
Desafortunadamente, indicó el experto, en la era actual no es posible deshacernos de los plaguicidas totalmente, ya que, aunque la agricultura orgánica es una práctica con múltiples beneficios para la salud humana y la sostenibilidad del planeta, está muy limitada ante la demanda global de alimentos. Por tal razón, debemos enfocarnos en aprender a convivir y saber cuál es la función ecológica de los insectos que atacan los cultivos.
El experto del Laboratorio de Análisis de Residuos de Plaguicidas del Laboratorio Nacional para la Investigación en Inocuidad Alimentaria enfatizó que el sector productivo necesita adoptar un manejo integral de las plagas, donde el último recurso sea el uso de compuestos químicos, ya que primero son recomendables estrategias como el uso de depredadores naturales, podas manuales, etcétera,
Por el lado positivo, subrayó, no hay nada de qué alarmarse, ya que las frutas y hortalizas que se comercializan en México y otras partes del mundo son estrechamente vigiladas por las autoridades sanitarias, con el fin de garantizar que la presencia de plaguicidas se encuentre dentro de los límites permitidos y no repercuta en la salud del consumidor, esto a través de la certificación de las buenas prácticas agrícolas (BPA) y la observancia de la Norma Oficial NOM-082-SAG-FITO/SSA1-2017, que regula los Límites Máximos de Residuos (LMR) que pueden contener los alimentos producidos en México).
Por último, el investigador señaló que, a diferencia de la población de Estados Unidos y Europa, quienes dan por sentado que el alimento del supermercado ya está limpio y desinfectado (efectivamente lo está), los mexicanos(as) tienen la costumbre de lavar frutas y verduras antes de consumirlas, lo cual ayuda a remover restos de plaguicidas de la cáscara, por lo que exhortó a continuar esta práctica utilizando agua y jabón de cocina.