La presencia de las nutrias neotropicales en diferentes tramos del río Bavispe-Yaqui, revelan la pureza del agua y la cantidad de fauna disponible que tienen para alimentarse junto con otros depredadores.
En Sonora, desde hace más de quince mil años, existen las nutrias neotropicales también conocidas como “perros del agua”, y aunque no se sabe con exactitud la población exacta que alberga en esta zona, su presencia es un buen indicador de la buena calidad del agua.
Por considerarse amenazadas en su entorno natural, desde hace muchos años estas especies se encuentran protegidas, actualmente por la NOM-059 de 2010 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Su dieta diaria se constituye principalmente de peces y crustáceos, pero también incluye a otras presas como ranas, culebras, aves y pequeños mamíferos.
El río Bavispe-Yaqui está rodeado de altas montañas y algunos acantilados con pozas profundas donde se localizan cientos de peces como lobina, matalote del yaqui, sardina yaqui, bagres y otros, lo que garantiza su alimentación y son parte del hábitat perfecto para estos animales.
Las madrigueras se ubican en riberas rocosas que tienen profundas grietas y áreas de muy densa vegetación a lo largo de pequeños arroyos que desembocan en el cauce principal, es decir, en lugares donde no puedan ser perturbadas.
Nuevo estudio
El titular de Laboratorio de Ecofisiología del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), Juan Pablo Gallo Reynoso, personal de su laboratorio y del Laboratorio de Ecotoxicología, en coordinación con investigadores de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), realizaron un estudio sobre estas especies en la reserva Ajos-Bavispe.
Gallo Reynoso informó que en la zona del río Bavispe-Yaqui se llevan a cabo actividades como la agricultura y ganadería, aunque también hay varias minas, de ahí la importancia de preservar el entorno saludable.
“Se realiza un estudio que aún no se ha terminado sobre la pureza del agua, para determinar si el PH y el oxígeno están en buenos niveles. Se está haciendo el análisis de metales pesados y de otros contaminantes para conocer los valores del río antes de que pudiera pasar una contaminación por derrame como en el río Sonora; necesitamos saber en qué estado se encuentra”, expresó.
Esta información, explicó, les servirá para conocer los niveles básicos del estado del río, porque a futuro podría tener problemas también con el crecimiento de la población, la demanda urbana y agrícola y el drenaje, que en algunos casos va a dar al río, lo que afectaría a miles de habitantes de Hermosillo, Guaymas y Obregón, incluidos los pueblos de la Sierra alta.
Desde Bavispe hasta el río Yaqui, expuso, baja el agua de la Sierra Madre Occidental, irrigando todos los valles que se localizan a su paso, además de dotar del servicio del agua a un 30% de la población sonorense, es decir, si se contamina el caudal no sólo se pierden las nutrias.
“Una manera de conocer qué tan cuidado está el río es la fauna que tiene, si hay equilibrio, y la nutria es un indicador de la pureza que tiene el agua, pero aún falta terminar los estudios de la calidad del agua para conocerlo”, puntualizó.
En esta área, mencionó, también habitan osos negros, pumas, jaguares, castores, venados, jabalíes, guajolotes, entre otros, además de contar con una rica flora.
Sin cambios en veinte años
Gallo Reynoso apuntó que en 1995 elaboró otro estudio sobre las nutrias neotropicales y, comparándolo con el actual, se encontró que el río Bavispe-Yaqui continúa igual en flora y fauna, gracias a que la zona no es de fácil acceso.
“Según los resultados de los estudios de 1995 con los del año pasado (2015), todo está en el mismo lugar; en estos veinte años no se ha modificado nada, los peces y la vegetación siguen igual, la gente que vive en estas áreas sabe cuidar su río”, aseveró.
Hasta el momento, indicó, desconocen la población de “perros del agua” o nutrias de las que dispone Sonora porque las diferencias solo varían en el color, pues cuando es macho le dicen “perro de agua” y nutria si es hembra.
“Es difícil saber cuántas existen (nutrias). Podemos hablar de abundancia, pero no de cantidades. Son animales difíciles de ver ya que se alimentan de noche o en la mañana muy temprano, y por lo general no salen de sus madrigueras si escuchan ruidos o ven personas ajenas al lugar”, externó.
En esta ocasión, expuso, realizaron encuestas con los habitantes, colocaron cámaras trampa en ríos, sumergieron otra en las pozas y arroyos para conocer la diversidad de peces, recorrieron el río y tomaron nota de las huellas y de las letrinas que fueron visitadas por hembras, machos y crías.
Apuntó que estas especies de 195 centímetros de largo y hasta 27 kilos de peso, viven dentro y fuera del agua y pueden comer varios peces durante el día, pero hay ocasiones en que el alimento lo dejan de lado para empezar con el cortejo del macho a la hembra.
Dentro de su hábitat natural, detalló, son consideradas especies de tamaño mediano; sin embargo, alcanzan una talla y peso mayor a las que se han detectado en los estados de Oaxaca y Chihuahua.
En la historia
En antaño, las pieles de las nutrias se comercializaban hacia el extranjero por el grosor y la calidad del vello interno, el cual evita que el frío y el agua la traspasen; por ello es que en cualquier época del año se ven estos animales, al igual que los lobos marinos.
“En Sonora seguramente las usaban los pimas para protegerse del frío, porque las pieles buenas de los ríos son las de las nutrias, castores y mapache; tienen como doble piel, abajo se asemeja como lana; es muy caliente y además protege del agua, es un pelo muy denso que no permite que se moje y enfríe la piel del animal”, señaló.
El titular de Laboratorio de Ecofisiología del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), manifestó que en el centro del país, específicamente con los aztecas, hay registros de comercialización con la llegada de los españoles y tras establecer comunicación con Manila, Filipinas.
“Se cazaban las nutrias y se embarcaban las pieles para llevarlas a Manila, donde se vendían. Este comercio duró cerca de cuatrocientos años; hay registros sobre esto, porque hay hasta códices y pictogramas con sus imágenes”, subrayó.
Reproducción
Las nutrias que habitan en la entidad, resaltó, son animales que viven siete años aproximadamente; se asemejan a los perros, pero su forma es más baja y alargada. Se reproducen sólo una vez al año y llegan a tener de una a tres crías.
Reveló que el cortejo lo inician entre octubre y noviembre y las camadas pueden ser de uno a tres cachorros. Su nacimiento es en la primavera para que tengan espacio de aprender a nadar antes de la llegada de las fuertes lluvias.
Las nutrias son un tesoro natural del Estado de Sonora.
Colaboración de Yesicka Ojeda, reportera del periódico El Imparcial