La salud mental, que consiste en nuestro bienestar emocional, psíquico y social, afecta la forma en cómo sentimos y lidiamos con los problemas de la vida. Nuestro estado emocional está regulado por sustancias químicas conocidas como neurotransmisores, los cuales son producidos naturalmente en varias partes de nuestro cuerpo y viajan por el torrente sanguíneo hasta el cerebro; su principal función es transmitir información de una neurona a otra.
Uno de los neurotransmisores más importantes es la serotonina. Los niveles bajos de este producen alteraciones en la conducta como depresión, problemas de control de ira, desórdenes obsesivos-compulsivos, problemas para dormir y, en casos extremos, pueden conducir al suicidio.
Los antidepresivos de uso común, conocidos como SSRI (Inhibidor Selectivo de la Recaptación de Serotonina), inhiben los receptores de serotonina para evitar que esta disminuya y no cumpla su función de control de ánimo en el cerebro.
El primer medicamento conocido con estas características fue la fluoxetina o Prozac (su primer nombre comercial). Este se usa para tratar trastornos depresivos, desórdenes obsesivos-compulsivos, bulimia nerviosa, etc.
Otro neurotransmisor importante es el ácido gamma amino-butírico, también conocido como GABA, el cual inhibe otros neurotransmisores que provocan ansiedad y, en consecuencia, ayuda a mantener un estado relajado. Algunos calmantes como el diazepam (conocido por su nombre comercial Valium) incrementan los efectos del GABA.
Cuando una persona bajo tratamiento psicológico ha consumido medicamentos por mucho tiempo puede presentar reacciones adversas y desarrollar resistencia o dependencia. Por ello, se han buscado tratamientos alternativos a la medicina psiquiátrica convencional para regular a los neurotransmisores, y resulta que el vínculo entre los microorganismos del sistema digestivo y el cerebro puede ser la clave.
La flora intestinal y la felicidad
El cuerpo humano alberga billones de microbios; la mayoría no causa ningún daño y subsisten en armonía con nosotros. Por ejemplo, los microorganismos residentes en nuestro tracto gastrointestinal son necesarios para una digestión y nutrición adecuadas. Asimismo, se ha descubierto que los microbios secretan neurotransmisores, como la serotonina, el GABA y las catecolaminas (que funcionan de manera similar a la serotonina), entre otros.
Un estudio realizado en el Instituto Farncombe de Salud Digestiva Familiar en Canadá, demostró que ratones con ansiedad, depresión y respuesta anormal al estrés presentaron baja diversidad en la composición microbiana intestinal. Estas alteraciones conductuales pudieron ser transferidas a ratones sanos a través de un trasplante fecal.
Si en nuestro intestino hay poca diversidad microbiana es probable que se padezca de depresión y otros desordenes anímicos. La buena noticia es que en el intestino existen bacterias que funcionan como antidepresivos. Especialmente algunas especies de bacterias de los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium pueden provocar que los organismos presenten menos depresión y ansiedad en experimentos con animales modelo. Lo anterior fue determinante para desarrollar los “psicobióticos”, los cuales tienen el potencial de ser usados como tratamiento psicológico.
Una alternativa alentadora
Se han realizado pruebas para saber si los psicobióticos funcionan mejor como probiótico o como prebiótico. Los probióticos son microorganismos vivos que confieren un beneficio a la salud cuando se administran en cantidades adecuadas, mientras que los prebióticos son ingredientes fermentados selectivamente que dan lugar a cambios en la composición de la flora gastrointestinal, generando beneficios para la salud.
Los psicobióticos administrados como probiótico no funcionan bien, pero su uso como prebiótico es alentador. Se ha logrado la influencia en los neurotransmisores de ratones con efecto en el comportamiento a través de su alimentación. En humanos se ha podido modular positivamente el ánimo y la ansiedad a través de pre y probióticos, pero en pacientes depresivos aún no hay estudios publicados.
El uso de probióticos para el tratamiento psiquiátrico es una alternativa alentadora, aunque todavía experimental. A pesar de los avances en la caracterización de las relaciones intestino-cerebro, aún falta mucho por conocer.
El sueño de consumir chocolate con efecto psicobiótico para evitar la depresión sigue sin ser corroborado científicamente.
Esta es una colaboración de Georgina Valdez Varela, quien trabaja con genómica microbiana, principalmente en el estudio de los genes esenciales obligatorios de bacterias de la familia Vibrionaceae. Cursó sus estudios de Maestría en el posgrado en Ciencias del CIAD, en la Coordinación Regional Mazatlán.
Este artículo fue supervisado por la Dra. Beatriz Yáñez Rivera y el Dr. Francisco Neptalí Morales Serna, profesores del CIAD Mazatlán
Fuente original: bit.ly/2I9ki5x.