En México existen alrededor de 23,000 plantas, de las cuales se considera que alrededor de 11,600 son endémicas. Muchas especies de plantas se han utilizado en México desde tiempos prehispánicos para tratar malestares como parásitos intestinales, inflamación, infecciones, gripe, diarrea, dolores de cabeza, heridas, quemaduras, cáncer y diabetes, entre otros.
Actualmente, se ha reportado que cerca de un tercio de la población mundial aún utiliza plantas como remedio natural. En este sentido, incluso la Organización Mundial de la Salud presenta en su página electrónica un compendio de cuatro volúmenes de monografías de plantas utilizadas a nivel mundial con parámetros para su uso seguro.
Las plantas medicinales son una fuente rica de compuestos bioactivos a los cuales se les ha atribuido sus propiedades benéficas e, incluso, diversos fármacos utilizados en la actualidad tienen su origen en el estudio de estas, como, por ejemplo, el paclitaxel (figura 1), un fármaco utilizado para tratar algunos tipos de cáncer, que tiene su origen en la corteza del árbol conocido como tejo del Pacífico (Taxus brevifolia).
De las plantas medicinales se pueden utilizar tanto las hojas como los tallos, corteza, raíces, etc., ya sea solos o en combinación, y la forma más común en la que se administran es a través de infusiones. Es en estas preparaciones que se solubilizan los compuestos responsables de los efectos benéficos reportados. Estos compuestos se conocen como productos naturales, de los cuales los fitoquímicos son los más comúnmente estudiados.
Los fitoquímicos son metabolitos secundarios que todas las plantas producen y no están involucrados en su desarrollo, sino que tienen la finalidad de defenderlas de condiciones adversas como insectos, parásitos, herbívoros, sequía, luz ultravioleta, etc. Entre los fitoquímicos más conocidos se encuentran los alcaloides, terpenos y compuestos fenólicos. La importancia de estos compuestos radica en que, diversos estudios, han relacionado que su consumo frecuente se ha asociado con la prevención de enfermedades crónico-degenerativas como diferentes tipos de cáncer, Alzheimer, Parkinson, síndrome metabólico y diabetes mellitus tipo 2.
Entre las especies de plantas medicinales más utilizadas en el país se encuentran el peyote (Lophophora williamsii), valeriana (Valeriana edulis subsp. procera), cuachalalate (Amphipterygium adstringes), tepezcohuite (Mimosa ternuifora Benth) y orégano (Lippia graveolens), entre otras. En este sentido, el noroeste de México es una zona rica en plantas medicinales que han sido poco estudiadas, como lo son: álamo (Populus mexicana), albahaca (Ocimum basilicum), cardón (Pachycereus pecten aboriginum), hierba del golpe (Parthenium hysterophorus), eucalipto (Eucalyptus spp.), hierbabuena (Mentha spicata), mezquite (Prosopis juliflora) y toji (Phoradendron spp.), entre otras. Sin embargo, se conoce poco aún sobre los compuestos, modo de acción y la biodisponibilidad de los compuestos fitoquímicos de una gran variedad de plantas.
Los investigadores Erick Paul Gutiérrez Grijalva (catedrático Conacyt) y José Basilio Heredia, del grupo de Alimentos Funcionales y Nutracéuticos del CIAD Culiacán, se encuentran identificando especies utilizadas etnobotánicamente en la región noroeste de México, caracterizando sus compuestos y evaluando su potencial bioactivo contra enfermedades como diabetes, síndrome metabólico y cáncer. Los investigadores destacan que la importancia de estos estudios radica en el impacto epidemiológico de enfermedades como diabetes y cáncer en la población mexicana.
Colaboración de
Erick P. Gutiérrez-Grijalva[1], J. Basilio Heredia2
[1] Cátedra Conacyt.
2 Coordinación Culiacán del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo.