Comprender los nuevos procesos de estructuración y significación de la alimentación en México, así como analizar las nuevas identidades alimentarias, producto de mixturas entre prácticas regionales y la llegada de alimentos extranjeros, fue lo que llevó a los investigadores sonorenses Sergio Sandoval Godoy y Dena María Camarena Gómez a escribir Gente de carne y trigo, publicación surgida como fruto de la investigación sobre la comida en Sonora, que fue presentada en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Sandoval Godoy, investigador y coordinador del área de Desarrollo Regional en el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) en Hermosillo, reconoció que en Sonora, como en muchas otras regiones de México, se han realizado procesos de resignificación y reestructuración de las identidades alimentarias como consecuencia de la permeabilidad de alimentos de origen extranjero. Aunado a ello, cambios sociales y culturales, como la disgregación familiar y los nuevos roles de la mujer, han contribuido a las nuevas formas de comer en Sonora.
“Para nosotros ver Sonora no es más que un pretexto para tratar de analizar los cambios a nivel global. Prácticamente en casi todas las regiones de México vemos estos procesos. Este nuevo desorden alimentario o nuevo orden de la alimentación es lo que estamos observando”, reconoció el investigador.
El gusto por la comida tradicional
El libro recorre los sabores de Sonora, pasando por las coyotas, chimichangas, empanadas de calabaza, jamoncillos, carne con chile colorado, tortillas de harina de agua, caldo de gallina pinta, capirotada, hasta llegar a la carne asada, uno de los alimentos más representativos de ese estado, y el preferido entre sus habitantes quienes, de acuerdo con la investigación, la prefieren sobre el resto de la comida (55 por ciento) que, junto con los productos derivados del trigo, da nombre a la publicación.
La investigación, cuya principal metodología fue la encuesta, arrojó los alimentos más consumidos en Guaymas, Obregón y Hermosillo, los municipios más grandes del estado. Derivado de estas encuestas, se rescata que 55 por ciento prefiere la carne asada; el ceviche lo prefiere 22.1 por ciento; le siguen los tamales con 20.6 por ciento, aunque también está la machaca y en menor porcentaje las hamburguesas, pizzas y el sushi.
El también miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), reconoció que a pesar de la llegada de alimentos de origen extranjero, en Sonora aún se prefiere lo tradicional, “pese a la sustitución de productos y los nuevos alimentos de fusión, no ha habido un proceso de sustitución. Se conserva el gusto por los platillos tradicionales, pero conviven dos tendencias en torno al consumo de alimentos”.
La presentación del texto se realizó en el pabellón del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), ubicado en el área nacional de la FIL de Guadalajara, y estuvo a cargo de Ana Luz Núñez Carrasco, quien pertenece al cuerpo académico del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ).
La investigadora recorrió los siete capítulos del libro detallando los aspectos de cada uno de ellos, partiendo del entorno global y acotando cada vez más a la región norteña de México. Se tratan desde las tradiciones de Sonora, los patrones de consumo, la historia alimentaria de México y su contacto con otras cocinas del mundo, hasta un perfil sociodemográfico de los productos, las clases sociales y sus consumos, los lugares y las frecuencias.
“Este libro es la punta del iceberg de los problemas de la alimentación, en un problema que no solo es de México”, señaló la académica, a la vez que enumeró algunos de los principales retos que enfrenta este sector, como las plagas, tierras agotadas y el uso excesivo de plaguicidas y conservadores.
Colaboración de Montserrat Muñoz, corresponsal de la Agencia Informativa Conacyt