Los pretextos para consumir alimentos ricos en calorías, como los tamales, menudo y comestibles típicos de fiestas decembrinas o inicio de año, son muchos; a esta temporada le seguirán el Día de la Candelaria, San Valentín y así sucesivamente. De esta forma, las repercusiones que se manifiestan tanto en la ropa ajustada y que no cierra no se hacen esperar. A continuación nos inconformamos y nuestra reacción urgente es preguntarnos: ¿qué haré para bajar de peso?; hacemos un breve análisis de opciones y, como queremos soluciones rápidas y de aparente costo bajo, decidimos consumir pastillas adelgazantes.
En este tema podemos encontrar, por un lado, que la medicina establece que el tratamiento farmacológico –pastillas adelgazantes– para tratar la obesidad debe darse sólo cuando las estrategias basadas en terapias de dieta y de activación física no hayan incidido en la reducción del peso corporal (dato basado en la Norma Oficial Mexicana 088) y, por otro lado, que la Organización Mundial de la Salud reconoce que la población ha emprendido una búsqueda de atención a la salud a través de la medicina alternativa; éste tipo de recurso es utilizado cuando no se encuentran resultados satisfactorios y rápidos en problemas de salud, sobre todo en relación a las enfermedades crónicas.
Las empresas que venden productos naturistas han ido en aumento. Según datos obtenidos por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI, 2014), el estado de Sonora cuenta en su registro con un total de 248 tiendas, ubicadas en 19 municipios, dedicadas a la venta de este tipo de productos. Se trata también de un negocio que reditúa ganancias importantes.
El Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) publicó en el 2014 un estudio exploratorio de los productos alternativos que se venden en Hermosillo, Sonora, para bajar de peso, en el cual sólo se consideraron aquellos productos industrializados; es decir, los que se venden ya transformados en forma de cápsulas o para infusiones como tés. El estudio respondió a la pregunta: ¿cuál es la oferta de algunos productos alternativos para reducir peso corporal en el comercio formal en Hermosillo, Sonora, México?
Es así que se acudió a dos empresas farmacéuticas, con más de cuatrocientas sucursales, y a dos de medicina alternativa con alta afluencia de compradores y revendedores. En cada empresa se preguntó por los tres productos principales para bajar de peso que se vendían con mayor frecuencia o que se solicitaban más. Se obtuvo información solamente del etiquetado de doce recipientes, que contenían dos algas (espirulina y parda) y veintidós plantas, de las que sobresalen la cocolmeca, la hoja de sen, la lima, el nopal, el tamarindo y la tlachalahua (el tamarindo malabar, Garcinia cambogia, es el fruto más estudiado). Los posibles beneficios señalados por diversas investigaciones sugieren que en su mayoría estos se utilizan como laxantes, para combatir obesidad, hipoglucemiantes, digestivos, diuréticos y aportadores de fibra. Destacan que los productos alternativos que se venden no cuentan con guía u orientación nutricional.
Posteriormente, en 2015 se intentó identificar, por medio de una encuesta, los principales productos alternativos para perder peso que consume la población de adultos en Hermosillo, Sonora (datos aun no publicados). Entre cien participantes en este estudio, los principales resultados muestran que los consumidores de estos productos son en su mayoría mujeres; jóvenes que cuentan con servicio médico y se conciben a sí mismas con buena salud (80%), pero que tienen sobrepeso u obesidad (69%). Estas personas utilizan productos alternativos a base de origen natural, gastando entre doscientos a quinientos pesos mensuales en su intento por bajar de peso, en un tiempo promedio de tres meses. El 53.6% refiere que la familia es la que recomienda estos productos y más de la mitad (56%) mencionó realizar alguna actividad física en combinación con un plan de alimentación.
Este estudio encontró que en Hermosillo el 41% de las personas participantes utilizaban productos alternativos para disminución del peso corporal; valor mayor que en Baja California Norte (36%) y muy cercano a los valores registrados en Estados Unidos (de 33% a 42%).
Los productos identificados que los participantes consumen se agrupan en 1) naturistas/plantas, 2) farmacias y 3) tratamientos varios cuyo efecto parece ser, en su mayoría, laxante, diurético, digestivo, hipoglucemiante o para tratar obesidad. Sin embargo, todo apunta a que aún no hay evidencia científica suficiente y de calidad que justifique la utilización de estos productos.
Pudimos observar que la población encuestada en el 2015 refiere haber consumido más aquellos productos de origen natural que los industrializados, concordando con algunos datos del estudio en 2014, donde algunas de las principales plantas utilizadas son Garcinia cambogia, alga espirulina y alcachofa. Sin embargo, sobresale la frecuencia de la aplicación de balines y beber té reductivo.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) desde 2010 sigue retirando del mercado algunos de estos productos que se venden en farmacias y tiendas naturistas, por el riesgo que implica el no tener estudios que respalden su utilización a largo plazo. La tendencia a preferir las alternativas naturales pudiera deberse a la influencia tradicional indígena de la herbolaria, fuertemente arraigada en nuestra sociedad mexicana. Sin embargo, no hay estudios que respalden la utilización y efecto de medicamentos para bajar de peso a largo plazo, sobre todo sin una vigilancia médica y de laboratorio.
¿Entonces qué hago cuando me es urgente bajar de peso?
Las recomendaciones basadas en estudios científicos con buenos resultados en la disminución de peso son los programas integrales de autoayuda que proporcionan algunas instituciones de salud, investigación o universidades. Otras opciones son la consejería de algún nutriólogo(a), con apoyo de la psicología (si se considera necesario); profesionales médicos que tengan un perfil o experiencia en nutrición y trastornos de la alimentación y los grupos de comedores compulsivos anónimos que hay en algunas ciudades o en internet. Sin embargo, en todos los procesos es recomendable la vigilancia médica y de laboratorio.
El primer paso es la motivación al cambio; es decir, que como usuarios de un recurso de salud estemos de acuerdo con los procesos que seguiremos. La tarea principal será insistir en nuestro tratamiento las veces que sea necesario hasta que nos sintamos bien con nuestro peso y salud, ya que una consulta o sesión no basta para reaprender y practicar nuevos hábitos sanos respecto a nuestra forma de comer. Este también puede ser considerado como un compromiso que impacte de forma indirecta en la salud familiar y que a largo plazo disminuya la presencia de enfermedades crónico-degenerativas consideradas consecuencia de la obesidad, como la diabetes, hipertensión y cáncer, que en la actualidad asolan a nuestra sociedad.
Colaboración de María del Socorro Saucedo Tamayo
Investigadora del CIAD