Recuperan saberes etnobotánicos indígenas en torno a la diabetes tipo 2
Como parte del trabajo del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo para contribuir a recuperar y revalorar los saberes tradicionales del pueblo indígena yoreme/mayo sobre el tratamiento de la diabetes tipo 2, se realizó una investigación etnobotánica en la comunidad de El Júpare, Huatabampo, Sonora.
La diabetes tipo 2 es un padecimiento complejo que penetra en todos los rincones del mundo; México y Sonora no están exentos. En las comunidades indígenas su impacto es aún mayor debido a las condiciones de marginación y desigualdad en que viven desde hace décadas.
Se parte de la hipótesis de que los pueblos indígenas mayo son poseedores de una rica sabiduría tradicional etnobotánica que les ha permitido hacer frente a los problemas de salud y alimentación. Víctor Eduardo Téllez Palomares ha realizado su tesis de maestría en Desarrollo regional en este tema, bajo la dirección de la maestra Noemí Bañuelos Flores.
El objetivo fundamental de este trabajo fue identificar cuáles son los saberes etnobotánicos para el tratamiento de la diabetes tipo 2 entre los mayos de Sonora. Para lograrlo, se utilizó una estrategia metodológica que permitió escuchar las voces de tres actores sociales clave. Para ello, se entrevistó a treinta enfermos de diabetes tipo 2, dos curanderas y dos enfermeras. También se realizó un taller de participación comunitaria para abrir un espacio de diálogo y reflexión sobre este problema de salud.
Se registra en principio que, desde el sentir mayo, la diabetes no solo sucede por herencia, sedentarismo y cambios en los hábitos alimenticios, como lo sugiere la concepción biomédica; para ellos, las emociones fuertes, como el susto, el coraje, la mortificación o la tristeza, provocadas por la muerte de un familiar, por ejemplo, también son causas de diabetes. En su concepción sobre la causalidad se refleja una mirada holística que está relacionada con aspectos biológicos, sociales, económicos y culturales.
En estas comunidades la enfermedad es atendida en tres espacios sociales: el familiar, donde las mujeres juegan un papel nodal, conocido como medicina doméstica; el comunal, donde los curanderos o médicos tradicionales son los responsables, y el de la medicina oficial ejercida por médicos y enfermeras que trabajan en las clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social y la Secretaría de Salud.
Se encontró que, para curar la diabetes, los mayo acuden con mayor frecuencia a los médicos oficiales, quienes les recetan metformina, glibenclamida e insulina. Estos medicamentos se combinan con remedios elaborados a base de hierbas medicinales. Es decir, existe una convergencia entre los saberes médicos tradicionales y oficiales.
La planta más utilizada es el mezquite (Prosopis glandulosa), que es una especie con un gran valor material y simbólico para los mayo: alimenticio, medicinal y ritual. El mezquite es considerado sagrado en la cosmovisión mayo. Con la madera de esta planta hacen una cruz para protegerse de los malos espíritus, entre otros usos. También utilizan plantas que han sido introducidas a la región, como la moringa (Moringa oleifera) y el nim (Azadirachta indica), lo cual confirma que la medicina tradicional es una práctica viva, flexible y dinámica.
Las curanderas
Las curanderas enfrentan una enfermedad que no era tan común, según algunas expresiones recogidas: “Yo creo que desde que vivo está, pero no había tanto como ahora”, “Es la enfermedad más peligrosa que puede haber […] es una enfermedad nueva que viene por el sobrepeso y por el susto”. Las curanderas comentan que la diabetes está relacionada con las modificaciones en su medio ambiente natural y con su cultura alimentaria, como lo revela un testimonio oral:
“Mucha gente ya no come los quelites, ahorita a la juventud no le gusta, como que batallamos para darles, pero yo a mis nietos les enseñé a comer de todo […] chichiquelites, verdolaga, quelites de agua, calabacitas, garbanzo verde, elotes, ejotes, de todo.”
Las enfermeras
Por su parte, las enfermeras explican que la diabetes es una enfermedad que cada día aumenta más, inclusive en población muy joven, como se detalla en el siguiente testimonio:
“Tengo 42 pacientes con diabetes; es por la mala alimentación, también es hereditario […] pues todo lo que son los azúcares, los refrescos, las harinas, pues es lo que más consume la gente. Los medicamentos son gratis, les damos la glibenclamida, la metformina y la insulina […] se les recomienda no azúcar, no harinas, salir a caminar unos 40-45 minutos diarios […] el problema es que algunos no aceptan la enfermedad, hay pacientes que la tienen y no aceptan y no quieren venir a la consulta porque dicen que están sanos, que no tienen nada”.
El estudiante del CIAD, Téllez Palomares, manifestó que su mayor satisfacción sobre la investigación realizada radica en la experiencia vivida en el trabajo de campo realizado en la región yoreme/mayo. Esta investigación le permitió darse cuenta de que, al habitar en una de las regiones agrícolas más importantes del estado, como lo es el valle del Mayo, y vivir cerca de zonas urbanizadas como Huatabampo y Navojoa, este grupo indígena ha cambiado su forma de pensar. Pero aun así, dijo, el pueblo lucha por mantener sus tradiciones, su medicina tradicional y alimentación, compartiendo amablemente a un desconocido lo que saben, hacen y sienten para enfrentar la diabetes.
Por último, su tutora académica, Bañuelos Flores, agregó que la principal contribución de esta tesis es hacer visible la sabiduría de los pueblos indígenas. Las palabras de Aguilar y Xolalpa (2002: 24) son muy elocuentes: “La herbolaria mexicana representa un recurso que hasta la fecha ha sido poco valorado en los medios académicos […] sería deseable dejar atrás nuestro etnocentrismo científico y apreciar en toda su cabal magnitud el potencial de ese conocimiento…”, concluyó la profesora del CIAD.