Ante los hechos trágicos ocurridos en las distintas regiones de México (huracanes y terremotos), la población se ha desbordado en atender a los más necesitados a través del acopio de artículos de primera necesidad, así como alimentos y agua.
Una de las tareas titánicas durante el acopio de los víveres es su adecuado almacenamiento temporal, distribución y entrega a la población destinataria. Una desatención en la cadena de suministro puede provocar graves afectaciones a la salud, ya que es necesario tomar en cuenta que las personas que consumirán estos productos atraviesan un trauma psicológico y su sistema inmune está deprimido, lo cual los hace aún más susceptibles a infecciones e intoxicaciones.
En este sentido, les compartimos algunas recomendaciones que ayudarán a minimizar los riesgos químicos y biológicos asociados con el acopio de alimentos y agua de consumo humano.
Durante el acopio del alimento no perecedero es importante verificar la caducidad, descartar latas oxidadas e hinchadas, ya que la posible presencia de bacterias anaeróbicas como Clostridium botulinum y Clostridium tetani pueden poner en riesgo la vida de quienes lleguen a consumir dichos productos.
La presencia de plagas, sobre todo aves, lagartijas y roedores, debe ser desterrada del área de almacenamiento temporal, pues la orina de estos animales puede acarrear a Leptospira, una bacteria que provoca cuadros febriles e insuficiencia renal.
Frijol, arroz, azúcar y otros productos a granel deben almacenarse en espacios libres de humedad para evitar el desarrollo de hongos productores de toxinas como las aflatoxinas.
El agua embotellada debe almacenarse lejos de productos químicos que pudieran generar una contaminación cruzada. Además, se debe resguardar en lugares frescos para evitar la proliferación de bacterias.
Por lo tanto, es importante que dentro y fuera de las instalaciones del almacén temporal y del medio de transporte se cuente con dispositivos para controlar plagas. Asimismo, el transporte debe estar en perfectas condiciones de limpieza y desinfectado antes de subir la carga.
Es oportuno recordar que muchas de las situaciones anteriormente expuestas pueden solucionarse si se aplica el sentido común, así los puntos de riesgo se minimizarán una vez que se adopte la cultura de la limpieza y desinfección.
Por último, es necesario tener presente que, durante cada una de las etapas del proceso de acopio, almacenaje temporal y distribución, debe contarse con el apoyo de bitácoras de trabajo y registros de operaciones perfectamente bien detallados.
Colaboración del Dr. Cristóbal Chaidez Quiroz, investigador de la Coordinación Regional Culiacán del CIAD.