Por vivir en un área desértica es indispensable tener hábitos saludables como consumir agua, mantenerse activo, cuidar la alimentación en cantidad y calidad, vigilar el peso, reducir el estrés, dormir lo suficiente y evitar excesos, precisó el Dr. Humberto Astiazarán García, coordinador Nutrición del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo .C. (CIAD).
Comentó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como: Un estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedad. Para lograr éste estado de salud con frecuencia se suele afirmar que es muy importante adoptar hábitos saludables, “entendiendo como hábitos saludables a todas aquellas conductas que tenemos asumidas como propias en nuestra vida cotidiana y que inciden positivamente en nuestro bienestar físico, mental y social”.
Señaló que adoptar un estilo de vida saludable a lo largo de todo el ciclo de vida, no solamente permite preservar la vida, mantenerse sanos, sino que ayuda a paliar la discapacidad y el dolor en la vejez, así como los entornos adaptados a las necesidades de las personas con capacidades diferentes y/o adultos mayores, la prevención, la detección precoz y el tratamiento de enfermedades que mejoran el bienestar. A continuación se describen algunas de las conductas que contribuyen a formar un patrón de hábitos saludables:
Primeramente mantener un buen estado de hidratación (No confundir con beber mucha agua), se deberá tomar la cantidad adecuada para el patrón de actividad física y las condiciones medioambientales. “Una forma muy sencilla de saber si estamos bien hidratados es el color de nuestra orina (ésta deberá ser de un color amarillo paja muy claro, si la tonalidad es oscura es un indicativo de falta de agua) La regla de los 8 vasos de agua es solo una referencia.
Mantener una buena actividad física (hacer ejercicio regularmente), no necesariamente implica acudir a un gimnasio o salir a trotar por las mañanas. “Según nuestro patrón de trabajo, seguro podemos utilizar las escaleras en lugar del elevador, estacionar el automóvil alejado del lugar a donde vamos (muy importante sobre todo al ir por los niños al colegio), llevar los documentos al compañero en lugar de esperar que pasen por ellos, etc.”, describió.
Todas estas conductas además de mantener un nivel aceptable de actividad física permiten una mayor interacción humana y un desarrollo social más armónico. Ahora bien, si es posible programar caminatas o alguna actividad deportiva adecuada a la edad siempre será un beneficio adicional, reiteró el Dr. Astiazarán García.
Otro punto importante es llevar una dieta saludable de forma muy simple recordando aquel refrán que dice: “Desayuna como rey, come como príncipe y cena como mendigo” en alusión a la cantidad de alimento que se debe de consumir, esto es; por las mañanas para romper el ayuno del descanso nocturno y a fin de activar el organismo y proporcionarle la energía suficiente (principalmente en los niños) realizar un buen desayuno. A media mañana una colación o refrigerio pequeño y luego la comida en forma (de ser posible con tiempo y sin prisa, masticando perfectamente el alimento a fin de facilitar su digestión y permitir activar los mecanismos biológicos de la saciedad). Por la tarde un refrigerio ligero y unas dos horas antes de dormir la cena también ligera. Deberá evitarse cenar abundantemente.
El investigador mencionó que otro aspecto a considerar en la alimentación es la suficiente ingesta de fibra, contenida en el frijol, maíz, granos enteros y frutas. Así como limitar el consumo de grasas y sal y en lo posible variar el consumo de carnes rojas y blancas (se deberán consumir con moderación), de igual forma es muy importante reducir el consumo de azúcar.
Otro buen hábito es mantener un peso saludable, ya que es el principal factor modificable que impacta negativamente en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y otras. Cuidar el peso regularmente pero evitando dietas “mágicas” contribuye a mantener la salud y evitar un gran número de enfermedades. “Es particularmente preocupante conocer que ésta generación de niños será la primera generación que está en riesgo de vivir menos que sus padres producto del sobrepeso y obesidad infantil”, manifestó.
Reducir el estrés, el llamado “mal del siglo” es otro punto importante. “Todos estamos expuestos a situaciones de estrés de manera cotidiana, en las grandes ciudades lo vemos hasta cierto punto “normal”. Sin embargo, esto no quiere decir que no afecta la salud mental, emocional inclusive la salud física”, señaló. Para controlarlo siempre ayuda el tener pensamientos positivos, utilizar goma de mascar, cantar, ayudar a alguien, atender a una mascota, trabajar en un ambiente lo más agradable posible, etc.
Dormir al menos 7 horas diarias es también un hábito saludable. “Recordemos que nuestro cuerpo es una compleja maquinaria de células que utilizan energía y se desgastan con el uso y abuso. Es necesario permitir que los músculos descansen, que nuestro centro de control y ordenador central (el cerebro) se desconecte y repose, que nuestro sistema de “enfriamiento” la respiración se relaje y que nuestras “tropas de defensa” el sistema inmune se reagrupe para permitirnos sobrevivir en un ambiente lleno de agentes potencialmente dañinos”, enfatizó el investigador.
Finalmente el doctor Astiazarán García, hace hincapié en la importancia de eliminar los hábitos negativos, el consumo excesivo de alcohol, la cafeína y evitar fumar para lograr mantener un sistema libre de sustancias tóxicas. Es importante recordar que todos los seres humanos cuentan con diferente fisonomía, “no nos dejemos llevar por modelos o patrones de belleza o de consumo, no es necesario consumir tal o cual producto light, acudir a tal o cual gimnasio o realizar esta o aquella dieta milagrosa”. Tampoco adoptar modas de consumo de productos fuera de lo común (éstos generalmente son más costosos y con frecuencia puede ser sustituidos por algún alimento del país o de la región), reiteró.
Una dieta restrictiva, monótona o fuera del patrón cultural terminará por resultar contraproducente. Como un buen hábito se recomienda consumir principalmente los productos de la región (por ser culturalmente más aceptados) cuidando su valor como aportadores de energía, el cual cambia por sexo y edad, pero que se estima en alrededor de 2000 kcal por día, pero para saber su requerimiento de energía es necesario consultar a un especialista.