SIBO: ¿un problema tan común como el que comentan en las redes?
Si usas redes sociales, seguramente te has topado con el término “sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado”. El SIBO, por sus siglas en inglés (small intestine bacterial overgrowth), es algo confuso y hasta delicado, cuando lo comentan personas con cuentas dedicadas a sumar seguidores. Son por lo general personas sin formación profesional en salud, quienes motivan a su público a autodiagnosticarse, usando pruebas comerciales de dudoso origen para detectar SIBO. Hay que tener mucho cuidado y si se sospecha de ese problema, es recomendable acudir con profesionales de la salud para su diagnóstico y tratamiento.
Qué sí y qué no es el SIBO
En nuestro cuerpo, principalmente en el intestino grueso, hay millones de microorganismos, lo que hace unos años se llamaba flora intestinal y hoy se conoce como microbiota. Cuando se guarda buen equilibrio entre microorganismos benéficos y aquellos con potencial patogénico, la salud se mantiene. Esto es porque la microbiota es parte integral del cuerpo e interviene en diversas funciones fisiológicas, de nutrición y defensa contra enfermedades; por ejemplo, es esencial en la respuesta inmunitaria.
Además del intestino grueso en donde son necesarios, hay acumulación importante de microorganismos, que se diseminan en bajas proporciones a otras regiones del tracto gastrointestinal. En la salud, la microbiota en el intestino delgado no es abundante. Esto, porque no convendría que compitiera por nutrientes con las células epiteliales, cuya función es digerir y absorber los nutrientes que provienen de los alimentos. Por diversas causas, a veces ocurre un crecimiento excesivo de microorganismos en el intestino delgado, llamado sobrecrecimiento bacteriano, que daña la capa interna que lo recubre, afectando su función y provocando diversos problemas.
Algunos efectos adversos del SIBO son síntomas gastrointestinales, malabsorción de nutrientes, intolerancia alimentaria e inflamación. Los síntomas son variados y pueden incluir dolor abdominal, hinchazón, gases o diarrea. Debido al daño que causa el exceso de bacterias en el intestino delgado, se afecta su capacidad para digerir los alimentos y obtener los nutrientes. Además, el SIBO puede desencadenar intolerancia alimentaria, lo que significa que comer ciertos alimentos puede provocar síntomas gastrointestinales como hinchazón y gases. Aunado a lo anterior, el exceso de bacterias en el intestino delgado causa inflamación y si se vuelve crónica puede ser perjudicial para la salud.
El porcentaje de personas que padecen sobrecrecimiento bacteriano o SIBO, en general, no se conoce con certeza. El riesgo de presentarlo aumenta con la edad y la presencia de otras comorbilidades. En el Laboratorio de Proteínas de la Coordinación de Nutrición del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) se realiza esta prueba a personas referidas por especialistas en gastroenterología. En muchos de los casos, el resultado es negativo. No es que dichos expertos(as) se equivocaran, sino que hay varias enfermedades gastrointestinales con síntomas similares a los del SIBO, una de las más comunes es el síndrome de intestino irritable. Así, también, podría tratarse de enfermedades que causan inflamación intestinal como la de Crohn o también enfermedad celiaca. Por esto, el diagnóstico preciso es importante para que los(as) especialistas pueda recomendar el tratamiento adecuado.
Cuando resulta positiva una prueba de SIBO, hay que acudir al médico para recibir tratamiento, el cual incluye antibióticos para reducir la cantidad de bacterias en el intestino delgado y restaurar el equilibrio de la microbiota. No hay que automedicarse, porque si el tratamiento no es el adecuado, se puede dañar el equilibrio de la microbiota intestinal y llevar en algunos casos al síndrome de intestino irritable, tan frecuente por el descuido en la alimentación, la falta de ejercicio y la tensión nerviosa de la actualidad.
En resumen, el SIBO no es tan común como lo comentan; pero, si aparece, puede tener impacto importante en la salud gastrointestinal y general. Si experimentas síntomas persistentes como los mencionados en esta nota, consulta a un profesional para la evaluación y manejo adecuado.
Autoras: Adriana Bolaños Villar y Ana María Calderón de la Barca, Coordinación de Nutrición del CIAD