Transición de la niñez a la adolescencia e inclusión en el deporte
En este tiempo de regreso a la escuela, la salud y el bienestar de las niñas y niños son aspectos centrales en su desarrollo, además de su proceso de aprendizaje; como parte de ello, las actividades deportivas son esenciales para un rendimiento óptimo, a la vez que ayudan a prevenir conductas de riesgo.
También, en el transcurso de la escuela primaria y secundaria, las niñas y los niños están eventualmente expuestos a los cambios hormonales que dan lugar al crecimiento y desarrollo físicos característicos de la pubertad. De manera particular, en el contexto deportivo se ha identificado que las niñas y los niños que presentan los cambios de la maduración antes o después que sus compañeros tienen una mayor facilidad para desarrollar ciertas aptitudes físicas como la fuerza, potencia, resistencia aeróbica y flexibilidad, mismas que se convierten en una ventaja, dependiendo del deporte y posición de juego; así, el ritmo de maduración física se convierte en un atributo coparticipe en la detección de talentos deportivos de largo plazo o en etapas tempranas.
Por otro lado, en el proceso de maduración intervienen factores genéticos y ambientales; estos últimos se reconocen como predominantes, sobre todo si las condiciones socioeconómicas y de alimentación no son óptimas. En este sentido, diversas investigaciones han reportado que la presencia de sobrepeso u obesidad, como un proceso social y biológico complejo, influye en la maduración puberal.
Lo anterior se traduce en que los niños y las niñas con un tamaño mayor que el indicado en las referencias de salud actuales y que presentan su maduración física antes y más rápido que sus compañeros, tienen el potencial de desarrollar ciertas aptitudes físicas de mejor manera, como la fuerza.
Aunque desde la perspectiva de la salud pública actual se reconoce que no es deseable que las niñas y los niños presenten sobrepeso u obesidad, su inclusión en las actividades deportivas tendría un impacto relevante en su salud y calidad de vida, así como de quienes los rodean.
En este contexto, en una tesis doctoral titulada “Obesidad y pubertad: efectos en el desarrollo funcional de escolares y adolescentes”, realizada en el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) por Luis Felipe Talavera Hernández, egresado del doctorado en ciencias, bajo la dirección académica de María Isabel Ortega Vélez, investigadora de la Coordinación de Nutrición del CIAD, se evaluaron niñas y niños de Hermosillo, Sonora, en transición de este proceso de pubertad y la relación con su composición corporal y capacidades físicas.
Los principales resultados del estudio indicaron que los escolares y adolescentes con circunferencias de cintura mayores presentaron su maduración física antes que sus compañeros(as), lo que también se ha observado en otros países; así, los niños y niñas con circunferencias de cintura mayores y que maduraron temprano, tenían también un desarrollo de la fuerza mayor que sus compañeros(as), independientemente de su nivel de actividad física; esto es, tenían un mejor desempeño en 0.098 kg y 3.86 kg de fuerza prensil (o fuerza de agarre) con cada aumento de un centímetro de circunferencia de cintura y por cada año que presentaban temprano la velocidad pico de crecimiento (un indicador de maduración física), respectivamente.
Por otro lado, la velocidad en que transcurre el proceso de maduración no se relacionó con el aumento de la cintura, ni con el desempeño de la fuerza.
De tal forma, la evidencia sugiere que la participación incluyente de niñas y niños en actividades deportivas puede ser un elemento central de las estrategias de prevención en salud y, con ello, incidir en su salud presente y futura, lejos del estigma del tamaño corporal.
Autores(as): Luis Felipe Talavera Hernández, egresado del doctorado en ciencias, y María Isabel Ortega Vélez, investigadora de la Coordinación de Nutrición del CIAD.