Con relación a la iniciativa aprobada por el Congreso del Estado de Sonora el pasado 11 de septiembre para prohibir el uso de popotes de plástico en establecimientos donde se ofrezcan alimentos y bebidas, Jaqueline García Hernández, investigadora del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (Ciad), especialista en toxicología de la vida silvestre, consideró que esta es una excelente medida que, entre otras repercusiones, contribuirá a mejorar las condiciones en las que están actualmente las playas sonorenses,
Los popotes y, en general todos los plásticos que utilizamos y desechamos, dijo, contaminan los mares de manera muy grave, siendo la fauna marina, como tortugas, peces, aves, delfines y ballenas, la más afectada.
Explicó que, en sus investigaciones de campo en las islas del municipio de Guaymas, Sonora, su equipo también ha podido detectar la presencia de basura y contaminantes como metales pesados derivados de las descargas de aguas negras y actividades industriales.
Asimismo, subrayó que se ha documentado cómo los residuos del consumo humano han afectado a la vida silvestre, pues se han visto aves migratorias tratando de anidar entre la basura y las descargas de drenaje.
La investigadora titular del Laboratorio en Ciencias Ambientales agregó que el plástico tarda cientos de años en degradarse, y que una vez que se ha desintegrado en partículas microscópicas, los compuestos orgánicos persistentes pueden adherirse a estos microplásticos, y así causar aún más daño a los organismos marinos que los consumen.
García Hernández concluyó que todavía existen asignaturas legislativas pendientes que podrían incorporarse a la Ley de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, como la prohibición de las bolsas de plástico. No obstante, entre tanto, hizo un llamado para que se tenga la responsabilidad ciudadana de evitar contaminar las playas en excursiones vacacionales y de utilizar lo menos posible bolsas y envases desechables en el consumo diario.