El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático indica que en México el 73% de los cuerpos de agua están contaminados. Hay varios tipos de contaminación, pero la que más preocupa es la contaminación química. En esta, destacan los metales pesados, debido a su elevada toxicidad.
Derivado de este tipo de contaminación, se han documentado múltiples desequilibrios ambientales y daños en la salud humana, ya que estos metales pueden acumularse en animales acuáticos y llegar al ser humano mediante la alimentación.
Para resolver este problema, se han aplicado técnicas de remediación fisicoquímica para remover los metales mediante precipitación y filtración; sin embargo, en estas técnicas se usan sustancias químicas que pueden ocasionar otros problemas ambientales.
Una medida menos invasiva es la biorremediación, la cual consiste en utilizar organismos capaces de absorber metales pesados. Dependiendo de los organismos que se utilicen es el nombre de la técnica; por ejemplo, si se utilizan plantas vasculares se le llama fitorremediación.
Esta técnica se ha implementado en México,1 pero es muy costosa y complicada, por lo que se actualmente se busca aplicar soluciones más adecuadas, como la utilización de microhongos.
De manera natural, los microhongos contienen compuestos como carboxilatos, hidroxilos, sulfatos, fosfatos y aminos que reaccionan con metales. Un grupo de investigadores de Brasil, encabezado por Jacqueline Takahashi,2 descubrió que los hongos del género Penicillium, el mismo que se utilizó para generar la penicilina, son efectivos para extraer metales.
En su experimentación utilizaron microhongos enteros y, además, solo los micelios (parte vegetativa, fisiológicamente muy activa de los microhongos), con lo cual lograron comprobar que las dos formas son efectivas.
Esta investigación demostró que los microhongos son ideales para eliminar el plomo. Al usar el microhongo entero durante cuarenta y ocho horas se logró eliminar el 91% de este metal, pero si se usan solo los micelios por dos horas, se elimina el 41%.
Asimismo, las dos técnicas pueden eliminar aproximadamente el 20% del níquel, cobre y cobalto. Lo anterior demuestra que es factible utilizar microhongos Penicillium como sistemas biológicos en procesos modernos de biorremediación, ya sea empleándolos con esponjas colgantes o a partir de membranas biológicas, lo cual implica una metodología simple y de bajo costo que, además, no necesita usar sustancias disolventes dañinas para el medio ambiente.
Este tipo de investigaciones buscan desarrollar métodos más efectivos para reducir la contaminación y hacer frente a los problemas ambientales que se presentan en la actualidad, por lo que es importante apoyarlas para lograr aplicar los conocimientos generados y mejorar la calidad de vida de la humanidad.
1 Sergio Abraham Covarrubias y Juan José Peña Cabriales. “Contaminación ambiental por metales pesados en México: problemática y estrategias de fitorremediación”. Revista Internacional de Contaminación Ambiental, núm. 33 (Especial Biotecnología e ingeniería ambiental): 7-21. 2017.
DOI: 10.20937/RICA.2017.33.esp01.01
2 Leonardo Martins, Fernanda Lyra y Mirthes Rugani. 2015. “Bioremediation of Metallic Ions by Eight Penicillium Species”. Journal of Environmental Engineering, vol. 142.
DOI: 10.1061/(ASCE)EE.1943-7870.0000998
La autora de este artículo, Mayra Ramírez Cota, estudiante de la Maestría en Ciencias del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), en la Coordinación Regional Mazatlán, busca, a través de su tesis, optimizar el proceso de hidrólisis para la producción de metano a partir de residuos de industrias pesqueras. (El artículo contó con la supervisión de la Dra. Beatriz Yáñez Rivera y el Dr. Francisco Neptalí Morales Serna, profesores del CIAD Mazatlán).